(Portadas en color de Los Lunes de El Imparcial en los últimos meses de 1893)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) La curiosidad por el color que asaltaba a la revistas ilustradas a finales del siglo XIX también va a afectar a la prensa diaria que, mediatizada, como hemos apuntado, por la premura de tiempo y el esfuerzo económico implícito, tampoco quisieron renunciar a este elemento diferenciador.
En este caso, va a ser fundamental la idea ‘de imprimir a la vez’ negro y color, y el sentido eminentemente informativo de lo que va en color. Por ello, podemos distinguir claramente entre los diarios que insertan láminas (al igual que habían hecho las revistas) producidas en un tiempo diferente al resto del diario, y aquellos otros que, como ya hemos significado, incluyen color al mismo tiempo que el cuerpo principal de la publicación.
Entre los autores norteamericanos subyace la idea que expone Edmund C. Arnold (1984: 148) cuando cita al Milwaukee Journal de 1891 como “el primer diario que había expuesto su primer color ROP, grupos de rojo y azul en líneas a través de la parte superior de una primera plana que reportó la toma de posesión de un nuevo gobernador”. Y explica lo del color ROP. (ROP, “run of the press”, es decir, “correr de la prensa”, distingue el material que corre en las prensas normales de aquel que se produce en prensas especiales).
En este sentido Arnold afirma también que “el primer usuario del verdadero color editorial fue el New York Journal, que en 1897 reprodujo bosquejos que Frederic Remignton había dibujado en Cuba”.
Sin embargo, parece que también debemos tener en cuenta por estas fechas al famoso ‘The Yellow Kid’, el personaje de Richard Fenton Outcault que aparece por primera vez en color el 16 de febrero de 1896 en el Sunday World de Nueva York. No sabemos si es el primer ejemplo de impresión a color, pero si quizá el más famoso.
“El Sunday World –cuenta Michael G. Robinson (2009)– tenía prensas en color instaladas desde 1893, pero el color amarillo había dado algunos problemas porque la tinta no acababa de secar en la página durante la impresión. Carl W. Saalburgh, capataz responsable del entintado de las máquinas, desarrolló una técnica que palió ese problema. Situar amarillo en la tira de Yellow Kid fue una manera fácil de vigilar el funcionamiento de esa nueva técnica”.
En España, todos los datos consultados al respecto permiten suponer que el primer diario español en incluir color fue El Imparcial durante el año 1893. Y en él se dan las premisas de simultaneidad y valor informativo a las que hemos hecho referencia. Según Fermín Vílchez (1994: 24), “El Imparcial era, técnicamente, el periódico más moderno de España por esta época”.
El diario había nacido en 1867 y había consolidado el modelo informativo frente a la prensa de partido de mediados del XIX. En 1893, El Imparcial seguía manteniendo 4 páginas con un formato cercano al 40 x 60 centímetros y una caja o mancha de 36,2 x 57,5 centímetros dividida en 5 columnas de 70 milímetros cada una y unos corondeles vistos de 3 milímetros.
Mantenía constante la confección vertical, sin fotos –sólo algún grabado por línea en los anuncios–, si bien apuntaba una estructura variada en la distribución de secciones (nacional, extranjero, etc.) que agrupaba anuncios y esquelas en la última página y, a veces, en la tercera. Publicaba en primera y segunda el tradicional ‘folletín’ tan famoso en los diarios decimonónicos y ofrecía un muestrario de tipografías quizá excesivo que se veía corroborado con la variedad de separaciones que existía entre las informaciones siempre a una columna: plecas, bigotes y filetes varios. No existían los titulares tal y como los entendemos ahora y la tipografía del cuerpo base del diario –pequeña– empastaba al imprimir y dificultaba la lectura..
(Portadas en color de Los Lunes de El Imparcial en los últimos meses de 1893)
El diario incluía un día por semana un suplemento literario, Los lunes de El Imparcial, que ocupaba habitualmente las páginas 3 y 4, o sólo la 3. Con estas características, el domingo 6 de agosto de 1893 el diario publica en primera página una nota que titula “Al público”, en la cual informa de la aparición en breve de su suplemento Los lunes de El Imparcial, con grabados en colores. El aviso sale en la columna de entrada y se repite al día siguiente.
A partir del día 9, miércoles, el mismo anuncio pasa a ocupar un faldón de 18 centímetros de alto de la página 4. Y se repite el resto de la semana, pero el día 14, lunes, no sale nada extraordinario.
Igual sucede la semana del 16 al 21 de agosto y la siguiente. El primero de septiembre el diario ofrece 2 páginas más de lo habitual y vuelve a aparecer el anuncio, pero el lunes, 12, no aparece color alguno. Pasará un mes sin más novedades.
Sin embargo, el martes, día tres de octubre de 1893, el diario publica en portada un mapa en negro de la ciudad de Melilla al hilo de los avatares con Marruecos que auguran una posible invasión de la ciudad. La tensión informativa con los vecinos del sur es la actualidad durante la semana y el martes, día 10, el diario anuncia en la página dos la publicación de un plano de Melilla “tirado a cuatro tintas sobre papel satinado”.
Es más, el domingo, día 15, incluye también en página dos una nota a los vendedores del diario con respecto al plano que dice: “Recordamos a nuestros corresponsales encargados de la venta de El Imparcial en provincias que antes del día 20 deben avisarnos del número de ejemplares del plano de Melilla que desean”.
Y el viernes, día 27 de octubre, vuelven a anunciar: “Terminado el dibujo y grabado del plano de Melilla, que generosamente ha hecho para El Imparcial el ilustre geógrafo D. Francisco Coello, dentro de algunos días pondremos en circulación esta carta impresa a cuatro tintas. Ascienden a 280.000 los ejemplares que se han pedido...”
Y, ¡por fin!, el domingo, cinco de noviembre de 1893, se publica el plano de Melilla. Con fecha de octubre. En azul, rojo, negro y marrón. Tenía un formato de 36 x 48 centímetros, en papel satinado, pero no tanto como pudiéramos suponer hoy. Lo anuncia, claro está, en la columna de entrada de la primera página del diario y en la página dos publica en las columnas cuatro y cinco la explicación de sus indicaciones.
(Richard Felton Outcault)
Sin embargo, esta intentona no supone para El Imparcial ningún hito –si acaso el de la tirada–, ya que el hecho no pasaba de ser la entrega de una lámina (el plano no está impreso siquiera por la retiración) como habían hecho otras publicaciones.
Sí lo será, por el contrario, la publicación de color en Los lunes de El Imparcial que vuelven a anunciar el domingo, día 26 de noviembre de 1893, y acaban publicando el lunes, día 27. Después de una semanas sin aparecer, el suplemento literario del diario aparece –independiente del periódico– con cuatro páginas enteras, en papel satinado y la portada en color. El tema no podía ser de mayor actualidad: la campaña en el Rif. Tenía un grabado grande a color en portada, textos diversos y la última página llena de anuncios en negro.
El suplemento mantiene un pie de imprenta que dice textualmente: “Fotograbado de L. R. y Compañía, San Bernardo, 69. Tirado en máquina cromotípica rotativa Marinoni. Tinta Lorilleux. Imprenta de El Imparcial a cargo de Ángel García”.
Éste era el resultado del proyecto que el 16 de diciembre de 1892 el diario anunciaba en sus páginas: “Desde hace tiempo veníamos buscando la manera de unir en las páginas de El Imparcial el relato de los sucesos del día, el artículo, el telegrama de actualidad a los grabados y las ilustraciones. La rapidez con que es preciso hacer nuestras copiosísimas ediciones era un obstáculo que parecía invencible. No lo ha sido, sin embargo, porque los progresos de la ciencia y de la industria superan a los que la imaginación concibe como irrealizable. Un notable industrial francés, Mr. Marinoni, ha inventado una máquina rotativa cromotípica que imprime los grabados con una limpieza y una perfección maravillosas y que además los colorea. Dos periódicos solamente hay hoy en Europa que usan esta máquina, cuyos dos primeros modelos acaban de ser construidos. Estos periódicos son Le Petit Journal, de París, y The Million, de Londres. Pero estos dos periódicos hacen sus publicaciones ilustradas prescindiendo de la actualidad del momento, y nosotros necesitábamos que en el número en que vayan los grabados en colores referentes a los sucesos de los últimos días, fuesen las informaciones de las últimas horas y para ello hemos acudido al señor Marinoni, quien en servicio a éste nuestro pensamiento, no acometido hasta ahora por ninguna empresa periodística del mundo, ha introducido importantes mejoras en su invento, mejoras con las que la rapidez vertiginosa de una tirada de 20.000 ejemplares a la hora no disminuye la perfecta delicadeza de la estampación”.
(Primera aparición de Yellow Kid, en 1896)
“La empresa de El Imparcial –decía el diario–, sin reparar en los gastos verdaderamente considerables que esto le impone, ha contratado con la casa Marinoni la construcción de una máquina rotativa cromotípica, con la que publicaremos el número de cada lunes. Esta máquina imprime en 6 colores y da un resultado de estampación admirable (...). A esta perfección del grabado en colores, uniremos el atractivo de la actualidad. El suceso que ha interesado al público, la escena dramática de sensación apareceran en las hojas ilustradas a las 48 horas de ocurridos, viniendo a constituir esta ilustración semanal una crónica artística de la vida pública”.
Aunque, de hecho, Los lunes de El Imparcial no llegaron a ser exactamente lo que se proponían, como hemos visto, sí fueron la prueba de la incorporación del color a la prensa diaria, salvando los obstáculos antes mencionados.
Los lunes de El Imparcial en color tuvieron continuidad. El lunes, día 4 de diciembre de 1893, se publicó el número dos, que insiste en el tema de la campaña del Rif, Una embajada, con un papel algo más satinado y sólo color en portada. Los anuncios en este número van en la página 3. El lunes, día 11 de diciembre, cambia el tema, de bélico a costumbrista, y aparece una ilustración a color, La vida madrileña. Estos suplementos subirían la tirada, según el propio diario, hasta los 110.000 ejemplares.
El Imparcial acabaría el año 1893 con dos suplementos literarios en color más. El 18 de diciembre vuelve, con Notas de la guerra, al tema de la campaña en el norte de África; y el día 25, con el número cinco de Los lunes de El Imparcial a color, con una nueva escena mora en Narrando la batalla.
Bibliografía:
-ARNOLD, Edmund (1984): Diseño total de un periódico. México: Edamex.
- ROBINSON, Michael (2009): The Yellow Kid: the first comic hero. Consultado el 30 de marzo de 2009 en:
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-VÍLCHEZ DE ARRIBAS, Fermín (1994): El diseño de la prensa diaria española. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.