(María Cristina de Borbón, reina de España, en uno de los grabados de Cartas Españolas)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) Con el permiso de los naturalistas y botánicos del siglo XVIII empeñados en la reproducción de sus objetos de estudio de la manera más fiel posible –lo que implicaba aspectos cromáticos–, la revista Cartas Españolas pasa por ser la primera revista española en color. Lo dice uno de los más importantes historiadores del Periodismo español. Pedro Gómez Aparicio escribe que “la primera publicación que se sirvió sistemáticamente del grabado fue la trimensual Cartas Españolas, de José María Carnerero, que, recién iniciada la litografía y adoptada por la imprenta de Sancha, insertó en muchos de sus números láminas litográficas en negro y en color, y, alguna vez, páginas musicales (Gómez Aparicio, 1967: 222). Lamentablemente, no da pistas el autor sobre qué tipo de color o coloración presenta la publicación, si bien la data perfectamente entre 1831 y 1832.
Ningún otro historiador del periodismo español confirma la idea de color de Gómez Aparicio, para quien las Cartas Españolas “fueron un intento de modernidad hasta en lo tipográfico” (Gómez Aparicio, 1967: 180), y constituyó la base de la Revista Española, otra publicación de Carnerero que duró hasta 1836 con muy diversas periodicidades y vicisitudes.
(Los dos únicos dibujos a color de Cartas Españolas estuvieron dedicados a la moda)
Otros autores hacen referencia a esta revista: Alejandro Pizarroso (1994:274) escribe que “José María Carnerero, editor del Correo [literario y mercantil], comenzó a publicar en 1831 Cartas Españolas, revista literaria que salía tres veces al mes y desde 1832 semanalmente, a la que, con sus grabados, puede considerarse el primer periódico español ilustrado”. Pero no dice nada sobre que fuera impresa en color.
Afortunadamente, se conservan algunas colecciones de esta revista –que permiten certificar el dato de Gómez Aparicio– tanto en la Biblioteca Nacional de Madrid como en la Hemeroteca Municipal. También puede consultarse on line en la colección digitalizada de la Biblioteca Nacional. http://hemerotecadigital.bne.es/inicio.htm
(Las ilustraciones en color llevaban unas leyendas que describían los figurines. Obsérvese la sutileza del lenguaje en referencia al color)
De un primer examen podemos apuntar que la primera ilustración en color de una publicación española (si en realidad fuera ésta la primera) apareció en la cuarta entrega de la revista, del 27 de abril de 1831, entre las páginas 92 y 93 (no es que la revista tuviera tantas páginas, sino que las entregas continuaban la foliación del número anterior hasta completar el tomo donde iban posteriormente encuadernadas). Se trata de un figurín a toda página en azul, amarillo, magenta y naranja sobre dibujo en negro, con un buen registro que no impide ver los desajustes si se mira de cerca. Y que muestra los vestidos de dos damas en diferentes posiciones: una, de frente; la otra, de espaldas.
Aunque en su estado actual (encuadernado y protegido con papel vegetal) pudiera dar la sensación de unidad con el resto de la revista, hay pistas que hacen suponer que la lámina se entregara aparte: está estampada en papel de mayor gramaje que el resto de las páginas y no aparece impresa en la retiración.
El primer número de Cartas Españolas nace el 26 de marzo de 1831. En España reinan Fernando VII y su esposa María Cristina de Borbón. Se trata de un ejemplar de 16 páginas (más tarde serían de 24 e incluso de 32) que mide 135 milímetros de ancho por 200 milímetros de alto, con una caja o mancha de 83x155 mm., foliado en la parte superior al centro con números entre paréntesis. Utiliza diversos tipos de letra en su composición –siempre con serif–, de aspecto bodoniano y un tamaño entre 7 y 10 puntos.
Cartas Españolas, sin embargo, no tiene cabecera. Sus entregas periódicas abren la primera página directamente con los temas informativos (no siempre el mismo) y, si acaso, en algunos ejemplares comienza la publicación en la parte superior de la primera página (no se le puede considerar portada de ninguna manera) con una línea de composición del cuerpo 12 que detalla el número de la entrega y la fecha. Esto último se hace habitual en el segundo año de publicación de la revista, cuando su editor se decide a sacarla a la calle todos los jueves.
Entre los recursos tipográficos más destacados de la revista se pueden apreciar fácilmente titulares con matrices huecas, sombreadas o floreadas al estilo de la época; filetes en zig-zag y serpentina (más adelante bigotes y orlas) y capitulares altas que sobresalen bastante por encima de la primera línea de composición de cada artículo que van siempre a una única columna. Con estos rasgos formales se puede concluir que el aspecto de Cartas Españolas era prácticamente idéntico al de los libros de la época.
Como se ha indicado, el primer figurín en color apareció en la cuarta entrega, del 27 de abril de 1831. El segundo, en la sexta entrega, de 24 de mayo, entre las páginas 144 y 145. En esta ocasión, ‘un traje de hombre de campo a la andaluza’, también a toda página, en tonos azul claro, marrón, magenta y negro.
Dentro ya del segundo tomo que se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid, en la entrega 12, de 24 de julio de 1831, se imprime un soneto a la reina María Cristina sobre papel azul: tira y retira. Sin embargo, tanto el figurín número tres (un ‘plano del teatro de la Plaza de Oriente’ entre las páginas 46 y 47) como el número cuatro (‘señora con traje andaluz’, en el cuaderno 14, de agosto de 1831) van en negro.
Ya no habría más color en toda la vida de la publicación. Y muy contadas nuevas láminas. Tan sólo en el número 46, del cinco de abril de 1832 (tomo V de la Biblioteca Nacional) y entre las páginas 14 y 15, hemos podido constatar la inclusión de un grabado, un retrato de Rita Luna (actriz de la época) en negro y sin retiración.
Al final de la vida de la revista se dejan de fechar las entregas. El último número que aparece encuadernado en el sexto tomo de la BN es el 71.
Sí parece cierto que tanto Cartas Españolas como Revista Española abrieron la puerta al periodismo ilustrado en España y, con ello –y con el desarrollo tecnológico de nuevas formas de impresión–, se pusieran los cimientos para que se empezara a pensar que el color (en general) podría tener su importancia en el mundo de la prensa.
Será desde entonces que se empiece a hablar de revistas en el panorama periodístico español. Cabeceras como El Artista (1835-1836) y el Semanario Pintoresco Español (1836-1857) se encargaron de dar una imagen de publicación diferente de lo hecho hasta entonces, aunque seguramente copiando en fondo y forma los Penny Magazine y Magasin Pinttoresque editados en Londres y París.
Hay que tener en cuenta que, durante los primeros años del siglo xix, se van a ir sustituyendo los procedimientos de reproducción artesanales como el grabado al aguafuerte o a buril en favor del grabado en madera a contrafibra y la litografía. Y lo que en un principio producía estampas y láminas principalmente, pronto se va a aplicar a todo tipo de publicaciones periódicas.
Bibliografía:
-Gómez Aparicio, Pedro: ‘Historia del Periodismo Español. Desde la Gaceta de Madrid (1661) hasta el destronamiento de Isabel II’ Editora Nacional. Madrid, 1967.
-Pizarroso, Alejandro: ‘Historia de la Prensa’. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, S. A.. Madrid, 1994.