(Esta infografía saldrá mañana, en la revista Mustique. Hacer click sobre el titular para ampliar)
(Por Norberto Baruch B.) Yo creo en la magia. En realidad creo en ciertos momentos de la vida, en ciertos instantes precisos, irrepetibles, inexplicables, que se dan a veces. Eso que uno no se imagina que va a pasar y termina pasando, provocando algo realmente poderoso. Eso es lo que quiero decir cuando digo que creo en la magia.
Son casi las 2 de la mañana y tengo ganas de recordar algunos momentos mágicos. Ustedes dirán, con razón, que necesidad tiene este tipo de recordar tres momentos mágicos a ésta hora de la madrugada. Es que todos esos momentos tienen que ver con una persona que hoy acaba de morir. Esa persona se llama Steve Jobs.
Yo estudié periodismo y trabajé como tal durante mucho tiempo. Alcancé a escribir en revistas de prestigio que marcaron a fuego la historia del periodismo gráfico. Nada de eso sirvió para mantenerme a flote en esta profesión. ni las investigaciones inéditas, ni las denuncias, ni el protagonismo efímero de varias notas que fueron tapa en las revistas, me habían dado cierta estabilidad. La inestabilidad se tradujo en la falta total de trabajo. En la calle y sin nada, traté de volver a escribir en una sección semanal que aparecía en un diario más o menos creativo de Buenos Aires (Página 12). Esa sección era mantenida por el dinero que conseguía con publicidad, cosa no muy simple (nunca supe vender bien). Esta situación se complicaba cada vez más, ya que a la falta de trabajo, uno tenía que sumarle el costo de la página que no se podía cubrir con publicidad. Estando de visita en un posible cliente, un comentario suyo provocó uno de los momentos mágicos más importante de mi vida. Poca gente sabe esto que voy a contar en este instante. Esta persona, terriblemente obesa, se acomoda en su sillón y me dice: "A esta página le falta una bolsa de trabajo". Sin pensarlo demasiado, me avalancho sobre sus últimas tres palabras y le pregunto: "¿Usted necesita personal?". Su respuesta no se hace esperar y quien escribe esto, ahora más cerca de las 2, termina afirmando algo que lo sorprende a él más que a señor obeso. "Si, estoy buscando una persona que sepa de Macintosh para mi departamento de arte". Ante semejante comentario, mi respuesta no fue otra cosa que una gran mentira. "Esa persona soy yo". Cinco minutos después, me encontraba sentado frente a una Quadra 900 sin saber como se encendía.
Mi segundo momento mágico se produce cuando ya trabajaba en el diario La Nación. Allí, a partir de las portadas del suplemento joven llamado Vía Libre, podía hacer cosas bastante creativas, que nunca antes se habían hecho. Desde portadas tipográficas hasta portadas escritas en alemán, todo funcionaba más o menos bien. La presión semanal sobre los editores y los intentos de censura sobre las portadas, lograron que el suplemento se transformara en otra cosa. A mi se me había prohibido hacer las portadas. Semejante golpe nos provocó cierta depresión, cierto vacío que en aquel momento la infografía clásica de la sección donde trabajaba no podía llenar. Los días pasaban y los cuadros, las fiebres y las tortas, se pegaban al parabrisas de nuestra mente sin dejarnos ver más allá. Pero nuevamente Steve Jobs provocaría otro momento mágico en nuestra vida.
Como la película "Bichos, una aventura en miniatura" estaba por salir en video, se nos ocurrió escribir una larga nota sobre la nueva creación de Jobs, los estudios de animación californianos llamados Pixar. No sólo esa larga nota se convirtió en la tapa del suplemento de Espectáculos, sino que la ilustración que ocupaba casi la mitad de la superficie de primera plana también fue nuestra. Pero la magia no estaría completa si nuestra elección del título no hubiese sido tan promonitoria. Ese día de 1999, nosotros decíamos "Pixar, El Nuevo Disney", cosa que ocurriría siete años después, cuando Steve Jobs se convertía en el máximo accionista de la empress de Mickey Mouse.
Y el tercer momento mágico se produce ahora, cuando ya pasaron unos minutos de la 2 de la mañana, y con este post. Los que siguen Visualmente no se han cansado de mandarme mailis preguntando por las razones de mi faltazo en la actualización periódica del mismo. Deberé confesar algo que pocos saben. Hace mucho que en mi cabeza se discute si seguir o no con el blog. Esa discusión parecía estar concluida. El silencio de todo este tiempo, la falta de actualizaciones, estaban dando los primeros pasos del adiós. Pero quiso nuevamente el gran Jobs jugar con mi destino y provocarme otro momento de magia sin igual. Él, sin saberlo, hoy me obliga a escribir semejante mega post, situación que me hace revalorizar el arte de volver a bloggear.
Acaba de morir el Señor Jobs y no puedo parar de agradecerle todo lo que él hizo por mi. Sin saberlo, él hizo que este periodista punto doc se transformara en un periodista visual todo terreno. Que hoy puede ilustrar manejando conceptos claros o puede hacer una infografía con creatividad para que la gente la recuerde y quiera guardarla.
Por eso, un aplauso para el mago SJ.