(Portada dominical de La Correspondencia de España en 1894)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) Otro diario imprimirá en color antes de acabar el siglo. La Correspondencia de España que, a finales del XIX era una publicación enteramente tipográfica, aparecía como el resultado de la evolución de la Carta Autógrafa, que había creado el marqués de Santa Ana y su mujer en octubre de 1848 como punto de arranque de una prensa eminentemente informativa. En 1895 se convirtió en La Correspondencia de España, pero hasta entonces había sido un cúmulo de hojas “escritas a mano y reproducidas luego en escasos ejemplares por medio de una prensa litográfica y servidas a los suscriptores... (Seoane, 1983: 201)”.
Pero en 1894 era un periódico de tamaño considerable –40 x 62 centímetros–, con una mancha de 36,3 x 58,5 centímetros, dividida en seis columnas de 58 milímetros y corondeles vistos de 3 milímetros. Con una confección totalmente vertical se permitía, sin embargo, algún titular a dos columnas y una composición abierta en comparación con otros diarios de la época.
Incluía –¡cómo no!– el folletín, pero también algún grabado por línea y no sólo en la publicidad. El 11 de enero de 1894, por ejemplo, publicaba un plano de situación en portada de la bahía de Algeciras. Los anuncios y esquelas se situaban en la última página, pero, a veces, algún anuncio saltaba a la portada. Y tenía anuncios por palabras.
El viernes, día dos de febrero de 1894, anuncia en página tres la publicación de “cromos y grabados” al domingo siguiente. Dice así: “El domingo publicaremos el primer número de una nueva serie de ejemplares con colores y fotograbados. Cada quince días publicaremos un número nuevo...”.
En efecto, el primer número debió de ser publicado el domingo, cuatro de febrero, pero no hemos podido comprobarlo ya que no se conserva en la Biblioteca Nacional de Madrid. Ni tampoco el número dos, que correspondería al domingo 18 de febrero.
(Portada dominical de La Correspondencia de España en 1894)
Pero el sábado, 10 de marzo, vuelve a anunciar el número tres, en la página tres del diario, y dice: “El próximo domingo aparecerá el tercer número extraordinario de La Correspondencia de España. Está dedicado a conmemorar el natalicio de su santidad León XIII. Contiene dicho número una página de cromotipia con el retrato del Padre Santo, sostenido por dos ángeles. En el fondo se ve el Vaticano. Este cuadro se debe al lápiz y al pincel del distinguido artista, señor Taberner.
En la cuarta plana del especial van también los retratos a color del Nuncio de Su Santidad, del secretario del Papa, monseñor Rampella, del cardenal Monescillo y de Fray Ceferino González. Como cabeza del texto va una orla muy delicada, original del señor Balaca...”.
El viernes, 23 de marzo de 1894, nuevo anuncio del cuarto número ilustrado para el domingo 25. Esta vez estuvo dedicado a la inauguración de la temporada taurina. Este ejemplar lleva sólo color en portada y última. En la primera, una ilustración de Marcelino Unceta titulada ‘¡A los toros!’ En la última, una gran plana de anuncios al cromo de las principales casas comerciales de esta corte.
El mismo planteamiento se repetirá para el número cinco del domingo 8 de abril de 1894, esta vez dedicado a la Feria de Sevilla: Ilustración en portada y anuncios de color en la última. Y también para el número seis, de 22 de abril con una Alegoría de la primavera en portada “hecho por la casa Portabella de Zaragoza”.
(Una novedad en La Correspondencia es que el color también se aplica a los anuncios de contraportada)
Para el número siete ofrece una marina en portada que representa la derrota en El Callao en 1866 y titula ‘Honra sin barcos’. En la última, los ya típicos anuncios en color y una ilustración en negro de Marcelino Unceta titulada ‘El paso de los toros’.
El número ocho, del domingo 20 de mayo, lleva en portada una ilustración a color de un tiovivo titulada ‘En la pradera’. En la última, los anuncios y un dibujo a color de la pradera de San Isidro madrileña.
La publicación de los especiales continuará durante todo el año con muy diversos temas (procesión del Corpus Christi, el estío, alegoría de la vendimia, etc.) y algunas ilustraciones de diversos autores (Unceta, Isidro Gil, Antonio Vascero...). En algunos números apunta el autor del fotograbado (Thomas en el número nueve) y, casi siempre, la cromotipia de Portabella.
En el número 21, del día ocho de diciembre, publica en portada ‘Un sueño de Murillo’, y anuncia con antelación: “El señor Portabellla, cooperando con entusiasmo a la obra del señor Gascón, ha realizado una verdadera obra maestra de la litografía. demostrando nuevamente con la interpretación dada a ‘Un sueño de Murillo’ que nuestro país posee en tan difícil ramo casas y artistas que nada tienen que envidiar a los más reputados del extranjero. ¡La estampación de esta obra está hecha a ocho tintas!
(Portadas dominicales de La Correspondencia de España en 1894)
Como resumen final del siglo XIX, podemos decir que las publicaciones en color en la prensa española, lejos de ser abundantes, constituyen hechos aislados y experimentaciones que dejarán el panorama listo para encarar un nuevo siglo donde, sin bien las revistas ofrecerán alternativas válidas, los diarios tardarán todavía mucho en ofrecer significativos resultados. Los casos de El Imparcial y La Correspondencia de España no se verán continuados, al doblar el siglo, por un nuevo tipo de empresa informativa que nace al hilo de diarios como El Debate y El Sol, lejos de los periódicos de partido tan abundantes hasta ese momento. Sólo ABC, en los años treinta del siglo XX, iniciará nuevos ensayos en la reproducción del color en prensa diaria, ensayos que vendrán a dar sus frutos mucho después, cuando el offset sea el estándar válido de impresión para toda la prensa.
Bibliografía:
SEOANE, María Cruz (1983): Historia del periodismo en España 2. El siglo XIX. Madrid: Alianza Universidad Textos