Suples jóvenes españoles: Parte 2: Del esplendor a la decadencia
(Por Herminio Javier Fernández) Pero pese a que la apuesta por el público juvenil parecía en serio en la prensa convencional española de principios de siglo XXI, no tardó en desinflarse. No pareció conseguir buenos resultados: el índice de lectura de diarios entre los jóvenes españoles (entre 16 y 24 años) es el segundo más bajo de la Unión Europea (se sitúa en el 32,5%, solo por encima del 30,0% de Francia, mientras que Italia tiene un 41,4%, Reino Unido un 46,2% y Suecia un 92,2%) y el envejecimiento es alarmante: la edad media de los lectores españoles en 1997 era de 39,7 años. En 2002 ya se situaba en 42,6 años, así que los anunciantes eligieron otros medios para llegar al público universitario (prensa gratuita, internet…). El papel subió de precio y otro tipo de suplementos más rentables reclamaban espacio. Los editores se cansaron y abandonaron la esperanza de sacar beneficio fácil de los suplementos de música alternativa. Habría que pensar en algo mejor.
De repente el País perdío su principal competidor. La locura experimental de La Luna de El Mundo apenas sobrevivió 5 años.
Desde abril de 2004 sus contenidos han sido reducidos y refundidos con el suplemento Metrópoli (que solo se vendía en Madrid), para crear una nueva guía del ocio intergeneracional a escala nacional con el nombre de La Luna de Metropoli. La buena noticia es que las geniales portadas de Rodrigo Sánchez ya no sólo reinan en los quioscos de la capital. La mala noticia es que los ejercicios de estilo de las páginas interiores, la brillante ejecución tipográfica y el revolucionario desafío semanal a los fundamentos de la arquitectura modular ya no existen. Ahora La Luna de Metropoli es una una revista de diseño estupendo pero…¿Adivinan?, previsible, tabulada, densa y contundente en la que todo queda bajo el férreo control de la galería de páginas premaquetadas. El lenguaje empleado es el convencional y los contenidos de corte juvenil limitados.
Vang apenas duró un par de años y nunca vio el nuevo milenio. TiraMillas, el suplemento de ocio, música y cultura juvenil del líder deportivo Marca sobrevive hoy tan solo en su edición digital. El conservador La Razón dio a su fresco y colorido suplemento Pasaporte el ídem. El resto de los diarios nacionales tiraron la toalla y excepto El País, actualmente los diarios madrileños y catalanes prefieren apostar por los viernes por guías de ocio y espectáculos pensadas para todas las edades, con estructura y lenguaje convencionales y un diseño prudente, premaquetado y poco dado a la experimentación. Tan solo quedan vivas en el mercado de los suplementos jóvenes españoles las pequeñas y modestas propuestas de los diarios regionales, aunque menos volcadas en las tendencias de vanguardia y la escena alternativa.
A destacar Muévete de Heraldo de Aragón, Neo y Zona LP en la prensa Valenciana y sobre todo Evasión de El Correo de Bilbao, (readaptado en la otra docena de cabeceras regionales del grupo Vocento), que aunque con paginación, color, y aspiraciones mucho menos ambiciosas, mantiene el tipo en sus portadas.
Hoy la música y las tendencias alternativas se dispensan en páginas web y en los emergentes mensuales gratuitos de
formato periódico y excelente impresión en los pubs de moda: La lujosa y veterana AB, la hedonista y gay Shangay, la prestigiosa guía del club Go Mag y sobre todo la excelente y extensa biblia del la música independiente MondoSonoro difunden cada mes entre 40.000 y 100.000 ejemplares cada una. Para lo demás ya está Tentaciones, que con el poderoso engranaje del líder seguirá siendo, ahora sin competencia, la referencia dominante.
Herminio Javier Fernández es consultor en diseño para la editorial Prensa Ibérica y profesor de diseño periodístico en la Universidad de Valencia.