Tipografía humana
Hace 13 años, quien esto escribe había logrado un sueño. El diario "Página 12" de Buenos Aires vivía todo su esplendor rupturista y creativo, único en el mercado argentino y uno empezaba a editar en él una sección única sobre Diseño, bajo la mirada atenta del escritor Miguel Briante. En una de las entregas semanales (salía los martes), se hacía referencia al lanzamiento de la versión nacional de la revista española Man, del Grupo Zeta. Nos gustaba mucho esa publicación XL (23,5 x 33,5). "No siempre la aparición de una revista se convierte en un acontecimiento de diseño. Pero si el discurso se refiere a la creación de Damián García Puig, la cosa comienza a cambiar", escribía El Norbi ese martes 13 de octubre de 1992.
"Es tal vez, la única revista que armoniza la tipografía y el texto, además de la fotografía, para pintar el mejor retrato de gentes". Así comenzaba la nota, luego del título idéntico al que tiene este post, pero que hoy no escribiríamos.
Hace 13 años ya hablabamos de Diseño de Información sin darle ese nombre cuando conocimos Man. Pero hoy, gracias a que Paco Oca nos cuenta de su rediseño, ni a gancho escribiríamos algo parecido, porque la nueva Man da lástima.
La primera diferencia entre la que amamos y ésta ya la encontramos en el logo. Con una eme más tosca y gorda, nos permite retomar el análisis que hicimos en el 92 y el paralelismo entre las tipografías y las personalidades. La eme que hoy marca el logo es lo más parecido a un señor mayor, gordo, de patitas finas, muestra inconfundible del paso de los años en un imaginario cuerpo masculino. La anterior eme tenía sus patas más gruesas que permitían observar al nuevo hombre que ésta publicación quería cautivar. Era tan amplia su base que las tres letras rojas (100 M, 100 Y y 10 C) tenían una fuerte sombra naranja que daba una idea de corporeo muy estilizado, pero fuerte. Hagamos foco en esto del nuevo hombre que en los noventa no se llamaba ni metrosexual ni tecnosexual, pero que ya lo vislumbraba, Claro, si el subtítulo de Man era "El hombre que viene", como se podría leer abajo de su logo. Hoy ya desapareció.
Pero la principal diferencia la encontramos en el interior. En aquel momento, escribíamos, que "tanto en el número 0 como en el 1, la consigna fue la misma que en la hermana española: cada personalidad tiene una correspondencia con una tipografía". Alucinante.
Pero parece que hoy, la nueva Man se olvidó de todo su pasado, de su identidad, cuando era parte de la mente de García Puig, su creador. "Un hombre diferente y distinto, que mira al futuro con decisión, pero que sabe aprender del pasado y aprovechar su legado", escribía él en aquel momento. Hoy, la nueva no aprovechó su legado.