Opiniones, aclaraciones y comentarios sobre el logo
Cuando uno intenta analizar el resultado de un concurso, cualquier concurso, brotan sospechas, críticas y variados comentarios. Desde VisualMente queremos hacer nuestros comentarios sobre dicha resolución. Primero queremos agradecer a los jurados. A Verónica, a Ana María, a Bianca, a Ramón, a José Luis, a Patricio, a Dario, a Leandro, a Juan, a Pedro. a Diego, a Ramiro y a Nacho. Todos ellos respondieron a nuestro pedido, todas las veces que fue necesario. Hasta Bianca que está mortificada por no haber podido votar a tiempo. También a los dos jueces suplentes, Sabina y Ernesto. A todos, muchas gracias. Nuestro comentario sobre el veredicto final nada tiene que ver con su trabajo.
Segundo queremos agradecer a todos los participantes que mandaron sus propuestas, tanto a los que llegaron a las semifinales como a los que ni aparecieron. Sabíamos que convocar a un concurso de diseño, a veces, termina mezclando cuestiones personales y complica la cosa. Por eso evitamos las identidades a la hora de remitir el material preseleccionado a los jueces. Pero no pudimos evitar que algunos colegas se sintieran molestos por haber perdido. Muchachos, aflojen. Algunas de sus propuestas eran inclasificables, por decir algo bonito.
Tercero queremos agradecer a los lectores de VisualMente que, sin existir dicha posibilidad, se sientieron con ganas de votar por los logos. También no faltaron las críticas de fuerte factura y algunos comentarios de dudosa identidad. En general, y como adelanto de nuestro breve balance del año, no hemos tenido ninguna intervención de mala leche.
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El logo de Visscher tienes sus cosas. Ahora, el lector Carlos Bronson me va a preguntar, como ya lo hizo en el Living, si me gustó. Espero que en Chile, los diseñadores sean menos sensibles que en Argentina (por el concurso, El Norbi perdió algunos amigos), porque mi respuesta será no. Pero con una aclaración: ¿qué quiere decir que no le gustó a El Norbi? El trabajo de Rodrigo Visscher, por sobre todas las cosas, funciona. Comunica muy claramente su pertenencia. Manda al frente, como nadie, la nacionalidad del colectivo periodístico. Saltaran las mujeres y algunos caballeros, como se puede leer en los comentarios, con el penoso paralelismo entre la argentinidad y la figura de Maradona. Eso me hace acordar a un señor de apellido british que en ArteBA me compró una obra que tenía como protagonista al 10. Luego de cuestionar lo mismo, ese perverso paralelismo entre la suerte de nuestra patria y la del jugador, terminó comprando la obra. Creo que logró algunos dólares de rebaja.
Más allá de Maradona, el logo tiene una visibilidad que resiste cualquier reducción. Su tipografía universitaria ayuda a la lectura más extrema, si tenemos en cuenta semejante extensión textual. La inclinación es interesante, ya que establece un lazo muy fuerte entre lo humano-gestual-imperfecto y lo digital. Su forma parece la tecla rota de una Lexikon 80 de Olivetti, mi primera máquina de escribir de mi primer profesión (periodismo).
Pero faltaba un voto. Todos los jueces se habían apurado a votar, menos uno. Si Bianca Grassetti hubiese votado a Pimentel, la cosa se hubiese empardado otra vez. Entonces VisualMente era el encargado de desempatar. El Norbi pensaba votar por el pixelado de Pimentel. Claro, fuerte, conceptual, visible. ¿Argentino? Si, ese celeste sobre ese rotundo blanco remite a la bandera nacional. Pocas veces uno puede encontrar un pretexto para usar una tipografía pixelada. Sin tener en cuenta que a El Norbi le encantan las emigre, esta oportunidad era reglamentaria para ese juego que propone Felipe. Su logo alcanza una síntesis profunda, un concepto fuerte, cosas que nos gustaría encontrar, más seguido, en los textos del periodismo argentino.
(Mientras que El Norbi esperaba votar por el logo de Felipe Pimentel, la señorita Pujol gustaba de la propuesta de Visscher)