Cuando un hombre viejo es mejor que un hombre joven
El relanzamiento de la revista Man (el nuevo Man) nos dará el pretexto para postear el artículo que escribimos en 1992, en el diario Página 12 de Buenos Aires. Nunca creí que diría lo que puse en el título de este post, pero hoy el viejo Man es superior. Hace 13 años ya hablábamos de Diseño de Información sin ese nombre en esa sección del diario de un genio llamado Jorge Lanata, uno de los periodistas más visuales de la Argentina.
No siempre la aparición de una revista se convierte en un acontecimiento de diseño. Pero si el discurso se refiere a la creación de Damián García Puig, la cosa comienza a cambiar. Hace cinco años él tenía un sueño intangible. "Hace cinco años yo tenía un sueño intangible. Medraba por los pisos, pasillos, despachos y delegaciones de esta empresa buscando a quién fuera que también quisiera creer en él", hacía memoria en voz alta. El presidente del Grupo Editorial Zeta, Antonio Asensio, tuvo una visión, y no pudo dejar de escucharlo. Es que a mediados de los ochenta surge la generación más potente de diseñadores que tuvo la península. Diseñadores como Josep María Trias, Mario Eskenazi, Xavier Olivé, Salvador Saura, Pati Núñez y Claret Serrahima obligan al mundo de la forma a mirar en dirección a Barcelona. No es casualidad que en 1987 se festeje el "Any del Disseny Grafic", en España. Tanto ruido comienza a hacer esa perdida ciudad de Cataluña, que el Estado nacional se ve en la obligación de presentar en la exposición internacional de Bruselas un lugar dedicado al diseño.
En medio de este panorama, Antonio Asensio le concede el máximo deseo al joven García Puig: Man. Ese deseo de grandes contornos, 23,5 por 33,5, con colores fuertes, y un logo sólido, de 100 por ciento de magenta, 100 por ciento de amarillo y 10 por ciento de cyan, fue la mejor traducción de la fuerte personalidad del diseño catalán, hijo de Miró.
Ese diseño era acompañado por un hombre. "Un hombre diferente y distinto, que mira al futuro con decisión, pero que sabe aprender del pasado y aprovechar su legado", continúa García Puig.
Por eso Man nació en barcelona, y hoy llega a la Argentina, de la mano de otros hombres, que poco creen en la conquista del calendario. "Hoy la Argentina se parece a esa Barcelona de la ebullición y la personalidad donde el diseño acompañaba dialécticamente al hombre", comienza a desglosar el responsable del mayor emprendimiento editorial del momento, el chileno Pablo Dittborn Barros. Para él, las investigaciones del mercado editorial poco sirven si la lectura de la realidad es tan evidente como la que recibió en la cara Antonio Asensio. La preocupación por el buen diseño ya no era parte de la alquimia de unos pocos.
Otra generación de profesionales de la forma apareció, pero del otro lado del Atlántico, como la argentina Alicia Cytrynblum. Ella estudió diseño gráfico en Barcelona, con los dueños de la movida gráfica, como Norberto Chávez y América Sánchez, y hoy es la directora de arte de la versión autóctona de Man. Para Cytrynblum, "el diseño se traduce en letras de distintas familias, y el hombre abstracto se construye a partir de varios hombres, y ésto hace que sea posible encontrar una tipografía para cada personalidad". Cuando Dittborn Barros escuchó semejante afirmación, su cara transmutó a una mueca similar al Kandinsky que lo acompaña en su despacho. Sus intentos por evitar la compra de las primeras treinta fuentes de letras no alcanzaron, y así se comenzó a escribir una nueva página en la historia editorial de estas tierras.
Tanto el número 0 como el 1, la consigna fue la misma que en la hermana española: cada personalidad tiene una correspondencia con una tipografía. Aunque nunca se le hubiese ocurrido pensar al ex fiscal Luis Moreno Ocampo que su persona podría llegar a ser una times, para Cytrynblum la cosa fue fácil. "Elegí una letra clásica, porque por excelencia la ley, también, es algo clásico". El caso del arquitecto argentino César Pelli fue simplemente notable: se buscó condensar una letra con serif hasta lograr un efecto que se fusionaba con las obras del reporteado, que son los edificios más altos del mundo. Además se buscó desarrollar esta tipografía sobre dos columnas fuertes, y con un remate en la parte superior, utilizando el nombre (César) como torre.
Pero que nadie imagine que sólo se podrá encontrar hombres en Man, sino todo lo contrario. "En Man, la mujer es la puerta, la portada, y el corazón, el centro; el eje simbólico del placer y el deseo", arremete para el final el director ejecutivo, el escritor argentino Juan Sasturain. Con la aparición de Kim Basinger, en el próximo número, la comunidad gráfica comenzará a revalorizar las letras sin serif.