Kid1: Arrriba las manos, quiero mis revistas
(Por Adrián Sandler) Todos los martes a las 8 de la noche llegaba a mi Trelew natal la que fue mi lectura favorita de la preadolescencia: la revista Solo Básquet. A mi casa la separaban tres cuadras del kiosco de la muy transitada Avenida Yrigoyen. Y las unía en mi bicicleta Sanfer color naranja, de la que partía diez minutos antes de la hora señalada, para estar allí cuando llegara ese resumen semanal de mi deporte favorito. No recuerdo si alguien más esperaba por la revista. Pero yo quería estar para recibirla apenas salida de la camioneta de reparto, para leerla un rato antes de la cena.
Había pasado algún tiempo desde el abandono de la que fue quizás mi lectura inicial: Condorito. La revista simulaba ser una novela en mi mesita de luz. Las historias de Condorito y su novia Yayita tenían para mí una continuidad insoslayable, y trataba de interpretar el significado completo de cada Plop! con el que terminaban las historietas.
Eso fue algunos años antes de Elige tu propia aventura. La lectura de esa colección apasionante fue casi con seguridad una herencia de mi hermano, dos años mayor. Su avidez por esos libros me llenó de curiosidad. Y, a la hora de tomar esa especie de posta, reflexionaba ante cada elección que planteaba la historia con la intención de no equivocarme y torcer el que para mí era el destino feliz de los protagonistas.
También recuerdo a la revista 13/20, con formato de diario y en blanco y negro. La leía un año antes de la edad mínima mencionada en su título, también como una herencia fraternal. Allí, León Gindin daba explicaciones sobre el despertar sexual que sólo algunos años después comprendí.
Lecturas de niñez que quedaron atrás. Pero nunca en el olvido.
Adrián Sandler es periodista del diario Jornada, de Trelew (Chubut, Argentina).