Lo Mejor del 2010: Viva la infografía de autor, por Samuel Granados
(Por Samuel Granados) Hace unas semanas El Norbi me pedía que le echase un vistazo a una entrada suya titulada Viva la infografía de autor y que explicase en unas líneas mi punto de vista sobre el tema. Para empezar quiero aclarar un par de cosas. La primera es que lo mío es hacer gráficos y no escribir, y si ya me cuesta que se entiendan los gráficos que hago, a ver si se entiende lo que escribo. El segundo es que llevo tan poco tiempo en esto, que no me siento con la capacidad de opinar sobre cómo está el sector porque sinceramente lo desconozco. Sólo he pisado dos redacciones: la de 'El Mundo' durante unos meses como becario, y la de 'Público', el diario en el que trabajo desde hace año y medio, por lo que, desconociendo en qué condiciones trabajan los demás, apenas si puedo opinar sobre cómo lo hago yo mismo.
Yo suscribo prácticamente en su totalidad el texto de El Norbi, si bien no creo que una infografía tenga que ser etiquetada como de autor para que se entienda que hay un profesional detrás que ha procesado y elaborado la información. El infografista es autor desde el mismo momento en que se sienta a procesar e intentar resolver en código visual un problema de comunicación. En la mayor parte de los casos, según mi experiencia personal, el problema reside en que este momento llega demasiado tarde y mal. Esta situación la motiva el hecho de que, salvo para nosotros mismos (gente de elevada autoestima), la redacción y los responsables de la edición nos consideran un brazo ejecutor, un simple servicio. En Público, se conoce como secciones de servicios a Fotografía, Producción, Maquetación e Infografía. Mal asunto, porque el hecho de que sea el redactor el que lleve la iniciativa provoca, por un lado, que muchas veces queden sin gráfico temas que realmente necesitan una explicación visual y por otro, que muchos de los gráficos que se hacen día a día, sean producciones en serie, redundantes y de escasa sustancia informativa. Lo que nosotros venimos llamando el alicatado del diario vaya.
La infografía es periodismo y el infografista es un periodista. La única forma de entrar a formar parte de la rueda en la que se mueven editores y redactores para dejar de ser un simple servicio que espera ser usado, pasa por mantener una actitud activa ante la información y tomar la iniciativa en aquellos casos en los que vemos claramente que hay un tema gráfico. Ahí es donde realmente podemos empezar a hablar con propiedad de autoría. Desconozco si es algo asequible en otras redacciones, pero en la de Público desde luego tenemos la suerte de ser escuchados siempre que hay algo que proponer. Empezamos con pequeños gráficos y llegamos a conseguir a veces hasta dos y tres páginas para un mismo tema de ‘contenido propio’ (como lo llamamos nosotros en la sección). El demostrar que somos capaces de sacar temas adelante ha llevado al diario a darnos un espacio fijo en el suplemento de verano durante dos años consecutivos y con lo caro que está el papel eso es algo que hay que agradecer.
Aunque es un error común, se suele hablar de la infografía como género periodístico. Desde un punto de vista académico es una definición inexacta pues no son géneros los canales o instrumentos que utilizamos sino el tipo de actitud con el que predisponemos una información a nuestro lector. Es precisamente a la hora de vehicular la información según un determinado género [información, interpretación u opinión] cuando el infografista tiene su segunda oportunidad para ejercer con propiedad el periodismo (la primera era la toma de iniciativa). El Norbi habla en su artículo del uso abusivo del 3D o de cómo la elección de un determinado software puede hacer prevalecer el virtuosismo en la elaboración de un trabajo por encima del mensaje, que es lo que al final realmente importa. En mi opinión, resulta infinitamente más importante desenvolverse bien en el género periodístico con el que queremos comunicar el mensaje. Aunque llevo poco en esto, aún no he tenido el caso en que desconocer un software sea un problema para poder explicar algo (que al fin y al cabo es lo que hacemos, explicar las cosas). Una buena metáfora o un simple esquema puede ser bastante más ilustrativo que el mejor 3D, y desde luego, cubrir mucho mejor otros aspectos por ejemplo a nivel emocional. La sátira, la ironía, el humor pueden ayudar a comunicar mejor un mensaje que cualquier filtro de Phosothop o plugin de 3D que se haya inventado. Al final hacer infografía no es otra cosa que saber estructurar la información: crear jerarquías, puntos de entrada y salida. Algo así como hacer una casa. Con su puerta para entrar, sus estancias ordenadas para dormir, comer, etc. Sus ventanas para respirar.
Yo creo que la clave está en aplicar a los gráficos, sea en web o en papel, las mismas técnicas que aplicamos cuando escribimos o hablamos. Figuras retóricas, comparaciones... Se trata de llevar un mensaje a un receptor ¿no? Pues eso, al final es lo mismo... pero en clave gráfica. Lo único que hace falta es un puntito más de educación visual en el receptor, puntito que al final no tendremos nunca, si el infografista no se mete en su rol de periodista y prefiere seguir resguardado en lo fácil que es seguir calentito en la infografías de alicatado, en lugar de explotar fórmulas que permitan ver otra perspectiva de las cosas… Fue al fin y al cabo lo que hizo Playfair, como cuenta el Norbi en su post: enseñar a la gente a mirar los datos de otra forma. Gracias a esto, garabatos que en el siglo XVIII parecían de lo más extravagante, hoy nos parecen de lo más común.