La Coca Cola, según El Norbi
La Cocucha Efervescente cumple 120 años. De esos 120, por lo menos uno es mío. Si se fijan en la explicación de quienes hacemos este blog, en la parte que se habla de mí se dice que soy varias cosas relacionadas con el mundo editorial. Pero una de las cosas que soy poco tiene que ver con lo editorial. Eso es creativo publicitario, que coincide con mi fugaz paso por la oficina argentina de la agencia de publicidad McCann-Erickson. Hace 10 años, yo trabajaba para la Coca Cola como director de arte, pero mucho me gustaba participar de la parte que le correspondía por default a los redactores.
Redactores de puta madre como Manrupe, Trapanese, Mollá y mi hermano Nacho Pedemonte, me tuvieron paciencia y me ayudaron a pensar en conceptos y no en dibujitos. Con ellos logramos algo que, hasta ese momento (1996), era imposible: cambiarle el look a la gasesosa. Siempre la apuesta visual de CC fue muy tradicional, casi medioeval, ya que los que deciden no son los marketing boys, sino los embotelladores (familias casi feudales del interior).
Entre Página/12 y La Nación, El Norbi tuvo que pasar por las oficinas camufladas de Coca Cola de Argentina de la calle Paraguay (casi Maipú) para convencer a los viejos que embotellaban una bebida joven. Le debo a esa época la gimnasia creativa que después me sirvió en el mundo editorial, en algunos casos más que en otros.