Jugando a las cartas con Oscar
Mañana se entregan los premios con nombre absurdo que todos los que están en el negocio cinematográfico quieren tener. Los Oscar son importantes para los gringos, pero la globalización hizo que fuera necesario para los argentinos. Mucho han ayudado los diarios. Siempre en alguna categoría, todos los años, aparece un argentino. Si no es el peluquero de una escena de riesgo, será el músico de una canción que se confunde con los sonidos naturales que hace un oso enojado en medio de un río que baja por la montaña.
Todos los años, las secciones de espectáculos de los periódicos nacionales se preocupan por hacer una gran grilla con cuadratines para que el público argentino, a la una de la mañana, pueda ir completando con los ganadores. Nunca nadie vió un diario con la grilla escrita con alguna cruz, pero es el principal requisito que los editores imponen a los departamentos de arte y de infografía. Hoy, Clarín dice que mañana se podrá palpitar la entrega de los premios con "una grilla para colocar a sus propios aspirantes y votar en familia", mientras que La Nación ofrece un suplemento especial para "seguir la gran fiesta del cine mundial y votar por los candidatos desde casa".
Es en el segundo diario donde se apostó visualmente a hacer algo definitivamente distinto. Uno ya estaba bastante cansado de hacer siempre lo mismo con las largas tiras de película que funcionaban como continente de las candidatas. Los fotogramas siempre eran los mismos, con la película de época, el drama con la protagonista llorando o la de acción con duros rostros de hombres que cada vez se parecían a Clint Eastwood. Este año se agregaría la mueca seria del protagonista de las películas del momento: las políticas.
Siempre es un desafío mostrar lo mismo, pero de distinta forma. Todos pondrán mañana los fotogramas de "Capote", del "Secreto de la montaña" y de "Good Night and Good Luck", en una repetida puesta en página con el Oscar como punto de fuga. Pero La Nación hará algo parecido, pero un poco distinto. En realidad bastante distinto si se tiene en cuenta lo que se aceptaba hacer en dichas circunstancias.
Con una portada fotográfica fuerte, el suplemento especial de formato tabloide ofrece la grilla de una manera más creativa. Por desgracia, la gran foto termina jugando (accidentalmente) un peligroso juego con el aviso que se publica en el pie del canal que transmitirá la ceremonia. "Cubriremos todos los ángulos", dice E, y el encuadre angular del Oscar de la portada termina ayudando un poco.
Pero la central marcará la diferencia. Pocas veces, y ésta es una, se ha podido trabajar en equipo. Entre el editor periodístico (P. Sirvén), el director de arte (C. Guyot), la editora de arte (S. Segú), el editor de infografía (A. Bogado) y los responsables de la idea, P. Tekiel y El Norbi, han podido coincidir en un proyecto visual bastante rompedor como este de los Oscar.
Se armaron 30 cartas de poker con las caripelas de los candidatos de los principales rubros (Actor y actriz principal, actor y actriz de reparto, director y película) y se las dispuso en una especie de mesa imaginaria, en la doble central.