La buena medida de la tragedia
(Por Silvia Fesquet) Muchas son las formas en que puede medirse una tragedia: cifras y estadísticas de muertos y heridos; cadena de responsabilidades y controles que fallaron, impacto en la sociedad en que se produjo, acciones reparatorias que se pondrán en marcha a partir de ella…
Pocas formas, sin embargo, son tan certeras, tan despiadadamente efectivas para dar idea de esa magnitud como las de asomarse y mostrar, detrás de los números y las estadísticas, las historias de vida que ese desastre tronchó para siempre.
Elegimos hacer esto en Clarín, bajo la forma de un suplemento especial, un material con un registro distinto al de la completísima cobertura que el diario hizo desde un principio. Era esa otra manera de testimoniar el espanto. Con las fotos, que ilustraban las historias de las víctimas, lo que elegimos fue retratar la ausencia: las palabras cuentan quién y cómo era, qué soñaba, con quién amaba. Las imágenes muestran, con una sobriedad que lacera, el vacío, el hueco, el dolor. Ese dolor tan inconmensurable que no hay voz que alcance a pronunciar .
La imagen de tapa tenía que ser un símbolo, algo que reflejara y resumiera, de algún modo, todas esas historias rotas . Revisamos muchas fotos y mandamos a cubrir, especialmente, el santuario improvisado a las puertas de Cromañón. En la imagen seleccionada finalmente, de Fernando de la Orden, un par de zapatillas –como las que usan miles y miles de chicos- tiznadas, sin dueño, cuelgan por encima de las velas encendidas, las flores y los mensajes, en esa suerte de altar armado en el lugar de la tragedia.
La foto, esa excelente foto, ese excelente ejemplo de fotoperiodismo, es, así, una síntesis. Una imagen que no necesita de palabras. Esas zapatillas anónimas, tan iguales a tantas y tantas otras, allí suspendidas, evocan los cientos de muertes tempranas,las historias sin futuro, las preguntas sin respuesta, y un dolor que no cesa.
Además de ese dolor, intentamos reflejar también en el suplemento cualidades humanas que aparecen, aun en situaciones límite, como la solidaridad, la abnegación, la gratitud y las verdaderas acciones de heroísmo de quienes, habiéndose salvado, arriesgaron sus vidas para evitar que otros murieran.
Redactores y fotógrafos trabajaron incansablemente, codo a codo, para cubrir, en palabras y en imágenes, la dimensión humana de esta tragedia.Un diseño sobrio y despojado puso en páginas el resultado de esa labor. De ese esfuerzo conjunto nació este suplemento y la emoción a flor de piel que todavía nos acompaña.
Silvia Fesquet es Editora Jefa de Clarín. Fue la responsable editorial del suplemento especial del domingo 9, sobre la tragedia del 30-D.
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