Los diarios de chocolate
Todas las redacciones estaban pendientes. En algunas se preparaban para salir con especiales de investigación o con reportajes largos. Pero todos optaron por la alternativa más común y menos periodística: el Kinder Sorpresa. Un libro de bolsillo, una especie de libro con tapa blanda y una revista con lomo cuadrado, eran las sorpresas que se escondían dentro de estos nuevos huevitos de chocolate, que son los diarios. Es gracioso, pero los chicos ahora directamente ni se preocupan por el chocolate. Y los diarios terminarán así, si siguen apostando al regalito. Mientras que Clarín salía con el primero de los libros de fotografía histórica, el diario Página/12 venía con una breve antología de Kafka. Por su parte, La Nación ampliaba un talle más su revista dominical con un especial de moda.
Todo este despliegue creativo para darle la bienvenida a la reaparición del diario Perfil. Y la historia se repite. Hay puntos de contacto entre este Perfil, número 85, y el Perfil número 1. Si uno recuerda la portada aparecida el sábado 9 de mayo de 1998 ($1) verá que es la misma que la portada de hoy. Más allá de la sombra facilitada por el InDesign para la imagen principal, los dos centímetros ni se notan.
De nuevo esa actitud gráfica de fotografía gigante en la parte superior que no tiene nada que ver con el título principal. Ayer, la dupla era Oyarbide-servicios públicos, mientras que hoy es Agassi-corrupción. Si bien el cuerpo del titular de hoy es un poco más grande que el original, que ayuda a ordenar un poco más la lectura, es evidente que la apuesta del director de arte, Pablo Temes, sigue siendo definitivamente visual.
Al analizar página por página de este nuevo intento editorial, lo primero que uno puede notar es una ampliación en los sectores que utilizan el color, sobre el blanco y negro tipográfico. Pero a diferencia de la versión 1.0 (1998), la nueva versión parece otro triunfo del lobby fotográfico (como pasa en los otros diarios capitalinos). Las ilustraciones y las infografías todavía no aparecieron. Una excepción es el dibujo terriblemente conceptual de Temes denunciando tan fuerte, como el texto del periodista Jorge Lanata, un caso de corrupción estatal. Con este excelente ejercicio de Diseño de Información encontramos un titular (“El primer sobreprecio K”) que es potenciado por un dibujo que brinda el anclaje necesario. Temes realiza un típico aro con llaves que hacen un link claro con el ambiente carcelario y le da un gran final con sus extremos que han mutando al signo pesos.
Otra de las apuestas visuales típicas de este diario era la ventanita inferior derecha que “partía” una foto en dos, reemplazando una de las partes por otra foto, en posición similar, y mostrando una composición final que unía a dos personajes en una única imagen. El número 1 traía a Alfredo Yabrán (pelo y ojos) en la parte superior, mientras que Jorge Yoma completaba el retrato, con sus bigotes y nariz. Hoy, fueron las chicas Chiche y Cristina.
Pero otro de los jueguitos visuales que Perfil instauró fue la minisección Metamorfosis de la última página. A lo largo de cuatro cuadros, con la ayuda del Photoshop en los dos del medio, se demostraban las características parecidas entre dos personas públicas. Por supuesto que los candidatos de hoy debían ser Marcelo Tinelli y Adrián Suar.
Es interesante cómo este juegos de coincidencias visuales nos lleva a otras coincidencias, esta vez entre la edición número 1 y la de hoy. Ese martes de mayo de 1998, en la portada del suplemento Espectáculos aparecía Suar contestándole a los que lo acusaban de plagio. El sería la única estrella que tendría el extraño privilegio de montarse de nuevo en la portada de Espectáculos de hoy (suplemento OH!), pero, esta vez, contratando a alguien (Tinelli) sospechado de tomar ideas sin permiso de otros programas televisivos.
Pero si de coincidencias se trata, una muy graciosa para el final. Tanto la portada del suplemento Deportes de aquel número 1, como el de hoy, hablan del mismo protagonista (el Club Atlético San Lorenzo) y de la misma víctima (Rosario Central). En las dos oportunidades ganó San Lorenzo.
Sería bueno que las espectativas comerciales conformen a Fontevecchia, para que Perfil no se convierta en un diario de chocolate.
Todo este despliegue creativo para darle la bienvenida a la reaparición del diario Perfil. Y la historia se repite. Hay puntos de contacto entre este Perfil, número 85, y el Perfil número 1. Si uno recuerda la portada aparecida el sábado 9 de mayo de 1998 ($1) verá que es la misma que la portada de hoy. Más allá de la sombra facilitada por el InDesign para la imagen principal, los dos centímetros ni se notan.
De nuevo esa actitud gráfica de fotografía gigante en la parte superior que no tiene nada que ver con el título principal. Ayer, la dupla era Oyarbide-servicios públicos, mientras que hoy es Agassi-corrupción. Si bien el cuerpo del titular de hoy es un poco más grande que el original, que ayuda a ordenar un poco más la lectura, es evidente que la apuesta del director de arte, Pablo Temes, sigue siendo definitivamente visual.
Al analizar página por página de este nuevo intento editorial, lo primero que uno puede notar es una ampliación en los sectores que utilizan el color, sobre el blanco y negro tipográfico. Pero a diferencia de la versión 1.0 (1998), la nueva versión parece otro triunfo del lobby fotográfico (como pasa en los otros diarios capitalinos). Las ilustraciones y las infografías todavía no aparecieron. Una excepción es el dibujo terriblemente conceptual de Temes denunciando tan fuerte, como el texto del periodista Jorge Lanata, un caso de corrupción estatal. Con este excelente ejercicio de Diseño de Información encontramos un titular (“El primer sobreprecio K”) que es potenciado por un dibujo que brinda el anclaje necesario. Temes realiza un típico aro con llaves que hacen un link claro con el ambiente carcelario y le da un gran final con sus extremos que han mutando al signo pesos.
Otra de las apuestas visuales típicas de este diario era la ventanita inferior derecha que “partía” una foto en dos, reemplazando una de las partes por otra foto, en posición similar, y mostrando una composición final que unía a dos personajes en una única imagen. El número 1 traía a Alfredo Yabrán (pelo y ojos) en la parte superior, mientras que Jorge Yoma completaba el retrato, con sus bigotes y nariz. Hoy, fueron las chicas Chiche y Cristina.
Pero otro de los jueguitos visuales que Perfil instauró fue la minisección Metamorfosis de la última página. A lo largo de cuatro cuadros, con la ayuda del Photoshop en los dos del medio, se demostraban las características parecidas entre dos personas públicas. Por supuesto que los candidatos de hoy debían ser Marcelo Tinelli y Adrián Suar.
Es interesante cómo este juegos de coincidencias visuales nos lleva a otras coincidencias, esta vez entre la edición número 1 y la de hoy. Ese martes de mayo de 1998, en la portada del suplemento Espectáculos aparecía Suar contestándole a los que lo acusaban de plagio. El sería la única estrella que tendría el extraño privilegio de montarse de nuevo en la portada de Espectáculos de hoy (suplemento OH!), pero, esta vez, contratando a alguien (Tinelli) sospechado de tomar ideas sin permiso de otros programas televisivos.
Pero si de coincidencias se trata, una muy graciosa para el final. Tanto la portada del suplemento Deportes de aquel número 1, como el de hoy, hablan del mismo protagonista (el Club Atlético San Lorenzo) y de la misma víctima (Rosario Central). En las dos oportunidades ganó San Lorenzo.
Sería bueno que las espectativas comerciales conformen a Fontevecchia, para que Perfil no se convierta en un diario de chocolate.