Lo Mejor del Año: Yo no leo los diarios
Durante este año iniciamos una poderosa encuesta entre los jóvenes para saber qué pasaba entre ellos y los diarios. Desfilaron por esa sección (llamada "Yo no leo diarios") las opiniones de varios jóvenes univeristarios de Argentina y Perú. Los supuestos nuevos lectores dijeron lo que deberían tener los diarios.
Pero los diarios que hoy se editan no alcanzan a conmover a este público esquivo. Preocupados por la rentabilidad, los dueños de los periódicos se preocuparon más por la plata fácil de la unión de las dos redacciones, que por la conquista de los nuevos lectores. Ellos, jóvenes, inexpertos, impulsivos, nos tratarán de decir por qué no leen los diarios. El que avisa, dicen, no es traidor.
Nadie mejor que una de las profesoras que ayudó en la encuesta para explicar qué pasó con las respuestas de los jóvenes.
(Por Jenny Canales Peña) Leía en estos días las afirmaciones y los comentarios que se hicieron en el blog respecto al por qué los jóvenes no leen los periódicos y me parece un interesante tema para abordar...
Por un lado, creo que la prensa se ha olvidado de renovar, actualizar su modo de contar, es decir, al tratar de mantener su seriedad, su formalidad ha olvidado que los jóvenes se expresan de modo distinto. Y no se trata de usar jergas o abreviaciones propias del messenger, se trata de comprender que ellos perciben, procesan y asimilan los hechos de diferente forma.
Contar no es sólo describir, repetir lo acontecido. Se trata de atraer, atrapar, “enganchar” al otro con la historia, que sin ser ficción provoque el mismo o mayor interés. Y ojo que no se trata tampoco de contar sólo los aspectos negativos de la vida, como si prensa estuviera asociado, necesariamente, con fatalidad.
Por otro lado, la prensa no logra entender que tiene muchos otros rápidos competidores que dicen lo mismo que ella, pues la noticia de “primera plana” ya no es exclusiva y se conoce varias horas antes. Los otros medios ya la difundieron, la transmitieron, por lo que la prensa ya no tiene la primicia.
La prensa escrita, por sus propias características puede recién ofrecer al día siguiente sus titulares. Al otro día ya no hay novedad y ella se observa como poco creíble, redundante y prácticamente desactualizada.
La prensa debe recordar que compite con otros lenguajes y con otros medios (la radio, la televisión (en señal abierta y cerrada), la Internet), todos ellos accesibles desde dentro de casa, todos “aparentemente” baratos, todos dinámicos, ágiles, coloquiales y modernos.
La palabra, usada en la prensa, debe presentarse más atractiva, debe olvidar su estructura complicada, rimbombante. La palabra escrita debe ser más visual, acompañarse de ilustraciones (fotografías, dibujos, infográficos), jugar más con la tipografía, debe construirse con textos cortos, profundos, narrados de modo juvenil.
La palabra debe atreverse al cambio, debe considerar que se puede ver desde otra perspectiva, desde otra presentación para así posibilitar nuevas lecturas.
Finalmente, la prensa debe pensar en dinamizar su formato, considerar tamaños más manipulables, acordes a las actividades del actual usuario, considerar papeles más agradables al tacto,.y debe agilizar su diseño, usar formas, texturas, colores que le permitan romper las cajas o comprender que ellas no siempre deben ser perpendiculares.
Los jóvenes de hoy serán los lectores/compradores de mañana y si la prensa sigue así ellos sólo “leerán” otros medios... y no se interesarán por los impresos...