Una portada, puede ser algo mas que linda?
(Por Norberto Baruch B.) Vía Libre era el suplemento joven del diario argentino La Nación. Y esa adjetivación era la que definía, con determinación y alevosía, no sólo su contenido, sino el arte de las tapas. Y éstas, son la mejor fundamentación de lo que hoy podríamos definir como una nueva manera de hacer periodismo.
Pero todavía en el mundo de la ilustración de la información hay un abismo. Ese abismo existe, en parte, por los artistas editoriales. Ellos en raras ocasiones crean lo que será el contenido básico de sus diseños finales.
En realidad, el ilustrador suele ser la última persona que interviene en la información: se le pide que visualice cosas de naturaleza material, pero, pocas veces, se le pide que entienda esas cosas. El problema es que algunos artistas en este campo no hallan nada de malo en esta situación. Ellos pueden ilustrar fácilmente sin sentir que tienen la responsabilidad de explicar algo. Se preocupan exclusivamente por poner en práctica sus conocimientos artísticos como una brillosa terminación superficial para que la información tenga un aspecto más agradable.
Les interesa más inducir a sus lectores a que miren su obra, que a informarles. El ilustrador de información debería desempeñar un papel más importante en el proceso comunicativo. Uno se encuentra en el centro de "la explosión de información", como sostiene Nigel Holmes. O peor, en el momento previo en que los datos todavía no están ordenados como información. Los datos, por sí mismos, no informan. Son una lista, un inventario, un punteado, una relación de números, estadísticas y hechos, no preparados y menos ordenados.
Un buen ilustrador de información puede aportar a esa inundación de datos lo que buscamos en ellos: un sentido, un concepto, una idea. Esto se consigue, primero buscando los datos, preparando la información, después entendiéndola, y finalmente presentándola de modo que su significado se revele al grupo particular de personas que los leen. Así, el lector es informado.
Desde aquí se partió en Vía Libre. Y se eligió este suplemento, con un poderoso público cautivo, que exigía semanalmente tener toda la información de lo nuevo, de lo que era vanguardia, de lo que se venía. Estas portadas son, en sí, piezas periodísticas con tono y con ritmo propio, que comunican, no sólo el tema, sino, también establecen una idea fuerza. Más allá del recurso o la técnica que utilizamos, lo importante es la edición integral de la portada, donde no eran pocas las veces que sugeríamos el título o escribíamos la bajada.