100 días de Tiempo Argentino
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(Por Bender Baruch) Tal vez no signifique nada para algunos. Para otros, tal vez, les recuerde sus comienzos. Lo cierto es que un diario hoy llegue a su número 100 en la Argentina es casi un hecho periodístico, cuasi milagroso en si. Ya hemos escrito en este blog lo difícil que se hace para un trabajador formar parte de un proyecto editorial que no forme parte del monopolio Clarín.
Ya padecimos su fuerte presión cuando trabajábamos en el diario Crítica. Es una lástima, o por lo menos es lastimoso, el papel de los colegas que se confunden cuando brindan su solidaridad a los mismos que en cualquier momento los pueden poner en la calle. Pero que no dudan es escribir mentiras sobre los trabajadores de aquel diario independiente.
Hoy, el diario Tiempo Argentino cumple 100 días en la calle y eso es bueno. En sus portadas puede verse una agenda de temas que no aparecerán nunca en los diarios Clarín o La Nación, socios en varios negocios extraños para empresas que se autoreivindican como defensoras de la libertad y la democracia. Muchos de esos titulares que hoy pueden encontrarse en Tiempo empezaron a ser tratados por el diario donde El Norbi trabajaba. Muchos de esos temas, como Papel Prensa, tienen que ver con cuestiones que también aparecieron en Visualmente, cosa que no le gustó a la gente de Clarín, como quedó demostrado en la lista editada de los invitados al Congreso de Society For News Design en Buenos Aires.
Es bueno ser periodista. Él lo es desde marzo de 1984, cuando entra a la mejor revista de Buenos Aires, El Porteño, donde escribe sobre los desaparecidos, la desnutrición, los golpes de estado y los nazis criollos. Después empieza a denunciar a los hospitales neuropsiquiátricos que torturaban a sus internos desde la revista Cerdos & Peces. Al rato saldría con la quincenal Gaceta Porteña y sus investigaciones sobre la crisis de la vivienda y sobre educación no faltarían.
Después entraría a otra revista poderosa de la Argentina llamada Humor. Parte de sus notas de investigación publicadas en sus páginas engrosarían el tamaño de su primer libro (La Cara Civil de los Golpes de Estado). Hoy El Norbi trabaja en Tiempo Argentino, porque, dice, "está bueno seguir siendo periodista".