Especial Abc: 6. La imagen actual
(Por Pedro Pérez Cuadrado) Los lectores tradicionales de Abc se debieron quedar un tanto sorprendidos cuando encararon el ejemplar del día 22 de septiembre de 2002 completamente rediseñado. Para quien estaba acostumbrado a ver el mismo tipo de diario durante toda su vida ya había resultado inquietante la transformación de 1999 que había venido de la mano de diseñadores americanos, pero que ahora otra vez –¡otra vez en poco más de dos años!– el Abc, su Abc, diera otro golpe de timón parecía, cuando menos desconcertante. Y que lo hiciera ahora un estudio de diseño español, también.
Lo que había en el trasfondo de este nuevo cambio era una nueva política de Prensa Española, que había firmado una alianza de intereses con el Grupo Correo, y, evidentemente, un intento de mejorar resultados que no debían haber sido los esperados en la anterior etapa que ahora se cerraba.
Con Abc como periódico del Grupo Correo Prensa Española (mas tarde Grupo Vocento) el cambio de diseño volvía a interpretar también un cambio de estructuras, mucho más profundo, que había comenzado siete meses antes, concretamente el 24 de febrero de 2002, con sutiles transformaciones formales del diario. El encargado de ellas había sido Alberto Torregrosa, cabeza visible del estudio Arcadia, quien desde hacía muchos años se constituía en asesor en cuestiones formales de los diarios del Grupo Correo.
Ya entonces, Alejandro Vara justificaba en las páginas del diario (3.3.2002, página 43) “el comienzo de cambios en la estructura de Abc como una evolución al ritmo de los acontecimientos que se recogen cada día en las páginas del diario”, o como “suaves modificaciones en su aspecto para conjugar la fidelidad a un modelo de hacer periodístico con la apuesta permanente por la renovación”.
Estos primeros cambios se dieron fundamentalmente en la primera página, donde se centró la mancheta de fondo azul creada en el anterior rediseño, se eliminaron los recuadros y, aunque la apuesta seguía siendo fundamentalmente gráfica, empezaron a aparecer ciertas cantidades de texto.
Torregrosa, entrevistado en las mismas páginas del diario, argumentaba que aquel era un primer cambio “para limpiar el periódico” y seguir haciendo cambios a lo largo del año. “La portada –decía el diseñador– esaba demasiado agobiada por el logotipo muy grande y basculado a la izquierda que creaba cierta descompensación. Ahora tiene una estructura más sólida y ordenada”.
Pero eso fue sólo el aperitivo. En septiembre, el cambio fue total “para profundizar en las líneas introducidas con anterioridad”. Podemos resumirlo en los siguientes puntos:
1. Se pierde el color azul de la cabecera, que vuelve al tradicional negro sobre blanco (Torregrosa hizo referencia a la hemeroteca para imponer la vuelta). Esta vez, un filete rojo al ancho de caja aparece bajo el nombre “para rejuvenecer y modernizar el aspecto de la primera”, dirían.
2. Quieren “romper la verticalidad” y apuestan por aperturas de sección a doble página en horizontal.
3. Desaparecen definitivamente las ‘páginas de hueco’ y las fotografías pasan a repartirse de forma normal en todas las páginas del diario.
4. Mantienen la Nimrod como tipografía de texto base, pero eliminan las anteriores fuentes y apuestan por la Journal para titulares, una creación para Le Monde de Jean Francois Porchez, y la Poynter Gothic Text.
En el intenso trabajo habían participado numerosos profesionales. No sólo Torregrosa, también Francisco Trujillo, Diego Zúñiga, Alfredo Treviño, Germán Rodríguez Sedano y Jesús Aycart, quien después permanecería como director de arte en Abc. Del equipo de la antigua redacción de ABC Lucio del Álamo también tomó parte.
La transformación del diario fue notable, era un cambio profundo que a través del diseño quedaba muy patente. La personalidad del viejo Abc quedaba dinamitada y marcaba muy claramente la apertura a nuevos tiempos. Y hay que decir, sin lugar a dudas, que también era la unificación de la imagen que el resto de los diarios del Grupo Correo ya presentaban y que insistía en la fórmula de un ‘periodismo de servicios’, un tanto alejado de los modelos interpretativos y de opinión donde había transcurrido la mayor parte de la vida del Abc.
A partir de entonces, las novedades que han ido introduciendo tanto Torregrosa como Aycart proponen un diseño más dinámico (incluso han realizado recientemente una retícula a cinco columnas), donde se han creado secciones nuevas que tratan de cubrir las necesidades de los lectores del siglo XXI. Así lo han entendido quienes, en octubre pasado, han considerado al Abc como el mejor entre los diarios de más de 50.000 ejemplares en el concurso ñh03 que organiza el capítulo español de la SND (Society for News Design) entre los periódicos de España y Portugal.
Porque como dice el propio Aycart “la comunicación del mensaje debe ser eficaz y ahí es donde el diseño periodístico es protagonista; la información se recolecta y se distribuye, y el proceso intermedio es diseño y sirve para que el ofrecimiento no sea estéril, sino fecundo, y el hecho comunicativo se produzca”.