Exclusivo: El color en los periódicos españoles(1) A favor y en contra
(‘The Yellow Kid’, el famoso personaje de Richard Fenton Outcault aparece por primera vez en color el 16 de febrero de 1896 en el Sunday World de Nueva York. No es el primer ejemplo de impresión a color como veremos, pero si quizá el más famoso)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) Nos hemos pasado medio siglo XX discutiendo si los diarios deberían llevar color o no. Una discusión muy tonta porque en realidad parecía claro que, cuando la tecnología lo permitiera, el color se acabaría imponiendo, como en la fotografía y en tantas otras disciplinas. Y así ha sido.
Los argumentos de unos y otros han pasado muy frecuentemente por el tema de la calidad de reproducción que en las revistas fue mejorando rápidamente con máquinas más precisas y mayor calidad de papel, y en los diarios evolucionó más lentamente. También, todo hay que decirlo, porque el lenguaje de los colores –el colorín– en algunas publicaciones empezó siendo sinónimo de producto de poca calidad quizá, como dice Arnold (1986: 150), porque “el amarillo fue el primer color que se empleó en periódicos, y era con el que se teñía el vestido de un personaje de tiras cómicas –el chamaco amarillo (Yellow Kid)– de lo cual derivó el término peyorativo de periodismo amarillista”. Parece dudoso –cuando menos– que sea cierta la afirmación de Arnold sobre el amarillo como primer color aparte del negro en los diarios cuando hay registros comprobados sobre el rojo y el azul, y sin embargo el dato nos vale como ejemplo de desprestigio del color durante mucho tiempo.
Pero lo cierto es que a pesar de todo, y a la espera de máquinas digitales que revolucionen el panorama de los periódicos diarios, el offset es aun hoy el estándar de impresión y los fabricantes de rotativas no dan crédito a la cantidad de encargos para máquinas ‘full color’ que permitan ofrecer absolutamente todas las páginas en color.
(Para una reciente muestra titulada ‘Towards a new theory of color reading’ en el Museo de Arte Contemporáneo de Houston, en Texas, Stephanie Syjuco imprimió un conjunto de periódicos que tienen bloques de color en vez de noticias)
Ya lo aseguraba Fernando Lallana en 1988: “El uso del color se generalizará en la prensa (..), el color como lenguaje, como medio y vehículo de imágenes, de sentimientos, de emociones y de datos aptos para la captación de lectores terminará por imponerse, ya que su fuerza de seducción sólo será superable por la propia realidad que transmite. (...) El negro quedará relegado a los textos y a las hemerotecas como una etapa histórica ya superada, fruto que fue de un sueño gris, parcial y limitado” (Lallana, 1988: 249-251).
El augurio fue correcto. Y ahora estamos en el momento de comprobar de modo fehaciente la utilización que cada diario haga de ese color, sabiendo, como nos dice Robert Lockwood (1992: 115) que “un periódico mediocre que de repente añade color a sus mejillas sigue siendo un periódico mediocre”.
Incluso hay quien no está demasiado de acuerdo con la invasión colorista y lo razona: “El papel o las tintas de colores –dice Suzane West (1991: 35)– no suelen añadir nada especial a la página, sino que lejos de mejorar el diseño, se limitan a distraer la atención. Al igual que la decoración, se suele utilizar para compensar la pobreza de un diseño”.
De cualquier forma, parece que el tema de la implantación del color en los diarios ya está zanjado y que ahora nos queda observar cómo reaccionan quienes más relación tienen con los periódicos: el lector y los publicistas. Los primeros parecen haberlo aceptado espléndidamente del mismo modo que aceptaron las inclusiones de imágenes en los diarios de principios del siglo XX. Los segundos fueron quienes dieron sus bendiciones definitivas.
La Publicidad siempre ha tenido un peso específico en las transformaciones formales de la prensa. Digamos que ha empujado los experimentos tecnológicos (con tramas, con tipos de letra, etc.) para sorprender y llamar la atención del lector sobre determinado producto. En el tema del color ha sucedido exactamente igual y han sido precisamente ellos (los publicistas) quienes han dicho cuándo los diarios ofrecían calidad suficiente para mostrar sus anuncios. Un tema, como se entenderá, fundamentalmente económico.
Ahora el debate se establece entre la escasa capacidad de algunos medios para dar más de un determinado número de páginas en color (alguien echará un día la cuenta del dinero que han dejado escapar algunos periódicos por este tema) y la necesidad de los clientes que, para resaltar más sus mensajes y buscar el contraste, quieren sus anuncios en blanco y negro en diarios con la posibilidad de ser impresos totalmente a color. Paradojas.
Hemos querido comenzar hoy en Visualmente esta serie de posts (que no sabemos exactamente de cuántas partes constará) con una doble finalidad: ordenar los apuntes que guardamos sobre la introducción del código cromático en la prensa española desde el siglo XIX hasta nuestros días, y animar a cuantos puedan leernos a participar con datos, opiniones, referencias, anécdotas o conclusiones sobre el tema de la reproducción en color en los medios informativos impresos. Gracias por anticipado.
Bibliografía:
ARNOLD, EDMUND C.: Diseño total de un periódico. Edamex. Mexico, 1986.
Lallana, Fernando: Color y Diseño. La nueva identidad de la Prensa. Fundesco. Madrid 1988.
Lockwood, Robert: El diseño de la Noticia. Ediciones B. Barcelona, 1992.
West, Suzane: Cuestión de Estilo. ACK Publish. Madrid, 1991.