Si una imagen vale más que mil palabras; la infografia, ¿cuánto vale?
Le propusimos escribir sobre creatividad e infografía. No siempre éstas dos variantes se han asociado en alguna pieza visual, en algún periódico. Él es infógrafo de Agence France Presse (AFP)
(Por Anibal Maiz Caceres) El fin primero de la infografia es la de informar. Pero informar a través de un gráfico cualquiera puede dar a conocer una información. Basta con hacer una tablita con Excel (e incluso con Word o Powerpoint se le puede agregar ilustraciones) y listo: tenemos un gráfico de barras, unas curvas o un gráfico circular que nos ilustran sobre una información. Eso sí, estos gráficos están carentes de vida, de alma y de gracia. Son barras frías, rígidas.
El infografista va más allá: sin dejar de tener en la idea fija de informar, que es su misión primera, también tiene que hacer un grafico atractivo, con vida, con un alma que lleve al lector hacia ese lugar, que le dé ganas de informarse. De ahí la necesidad que una infografia sea también creativa.
Ya desde el vamos, cuando la infografia no es más que un boceto, muchos de nosotros infógrafos desparramamos creatividad en la hoja. Fluyen mil ideas y mil maneras de representar esa información de la mejor manera. (Aunque muchas veces, esas ideas se ven frenadas por obtusos editores, a los cuales sólo ven la noticia o lamentablemente, la posibilidad de rellenar un espacio en blanco en una página con una infografia).
La creatividad se da en dos sentidos: En la forma de expresar la información en el gráfico, de manera clara, original y atractiva, jerarquizando la información, usando colores, formas y todos los recursos gráficos que se necesiten. Esto sería el “cómo”
En la técnica usada para hacer la infografia: collages, fotos, técnicas de pintura, lápiz, uso de maquetas, modelos, etc. Esto sería el “con qué”
La limitación de los espacios que se disponen para realizar la infografia también es un factor más al que se enfrenta con creatividad. Hacer una buena infografia en un espacio reducido es todo un desafío al que me enfrentaba a diario en la AFP.
La creatividad en la forma de hacer infografías es algo indispensable, teniendo en cuenta que se tratan infinidad de temas que van desde los más complejos como puede ser explicar un tema científico, hasta los más sencillos como pueden ser los gráficos de barras. En todos los casos el infógrafo debe usar todo su talento y creatividad para poder informar, dar a entender algo a la todo el mundo, tanto a la persona más culta como a la menos. Por eso, tampoco hay que abusar de los recursos que disponemos. Nunca la ilustración debe de ser más importante que la información que se intenta dar. Hay que darle prioridad a la comprensión antes que a la interpretación. Cuanto más compleja sea la información que se quiere transmitir, más clara debe de ser la infografia.
Como en toda receta, para hacer una buena infografia hay que poner la buena cantidad de ingredientes.
A modo de ejemplo; recuerdo haber visto en un libro de infografia un gráfico de National Geographic sobre el valle del Nilo y cómo se había hecho. Lo que más llama la atención fue que más allá de que fue hecho combinando técnicas de pintura, dibujo a lápiz y fotos; el autor (Greg Harlin) utilizó fotos de modelos reales para recrear personajes del antiguo Egipto, que luego integró en el gráfico. Resultado: una infografía altamente atractiva, equilibrada y por demás clara.
Otro: el gráfico sobre el reparto de las riquezas de Jaime Serra, hecho usando un pan real para mostrar los porcentajes es otro gran ejemplo de la creatividad al servicio de la información, que además involucra al lector directamente con el tema.
Estos son sólo unos ejemplos, hay muchísimos más y todos muestran una gran creatividad y talento por parte de su autor o autores.
La creatividad, así como el talento, profesionalismo y rigor del infógrafo son los ingredientes que la van a dar vida y atractivo a una infografia, lo que van a hacer que cumpla con su objetivo: Informar.
“Si una imagen vale más que mil palabras; la infografia que conjuga ambas cosas, ¿cuánto vale?”