Exclusivo: El color en los periódicos españoles (9) Las revistas ilustradas: ‘Blanco y Negro’
(Portadas con papel de colores del National Geographic Magazine de 1888 y 1896)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) La competencia real de La Ilustración española y americana, y la que en definitiva acabaría reemplazándola, nace en 1891 con un concepto diferente, más dinámico, más periodístico, pero de muy inferior calidad técnica. Es la revista Blanco y Negro, que supo ver el pedazo de pastel en el negocio de las revistas ilustradas y apostó también por la actualidad gráfica (dibujo y fotografía) para completar la información a la que no podían alcanzar los diarios –por tiempo o por economía–. Y también Blanco y Negro hizo sus experimentos con el color, a fin de ganarse el favor del público lector.
En 1892, todavía en talleres ajenos (estudio tipo-litográfico de Sucesores de Rivadeneyra), empieza a publicar fotografías con cierta frecuencia, reproducidas por medio del fotograbado, junto a grabados habituales. Todo en blanco y negro, valga la redundancia. Si bien se permitía a veces, a fin de dar mayor vistosidad, que la cubierta de la revista fuera de papel coloreado, en tanto que los medios técnicos impedían aún el uso de las tintas a color. Era un recurso que empleaban, a finales de siglo, otras publicaciones como, por ejemplo, el National Geographic en Estados Unidos, que había nacido en 1888.
(‘Flores en mi barrio’, de Huertas, una portada a tres tintas de Blanco y Negro el 19 de junio de 1897)
Pero en 1895, ya con talleres propios, en el número 206, de 13 de abril, Blanco y Negro publica un especial dedicado a la Semana Santa donde algunos títulos y elementos artísticos de las ilustraciones (orlas y recuadros fundamentalmente) aparecían en rojo. Esto no supuso continuidad, ya que los números siguientes continuaron imprimiéndose a una sola tinta, pero abrieron el camino para más adelante.
Mayor relevancia, sin embargo, alcanzaría en el número 296, de 2 de enero de 1897, un Almanaque donde no sólo aparecían los titulares y elementos decorativos en otra tinta con una segunda pasada de máquina, sino que el color (otra vez rojo) aparecía en los mismos grabados. El más famoso de ellos, una ilustración de Méndez Bringa: Las fiestas del año. Baile de carnaval, donde el color aparece en los lazos de una figura de mujer dibujada en negro y en algunas flores caídas por el suelo. No es el único. En este ejemplar hay, al menos, una docena más de ejemplos con estas características tonales.
(Portadas de Blanco y Negro de 1905 y 1915)
Esta referencia, que se conserva en diversas hemerotecas, está, además, muy documentada por diversos autores. Pedro Gómez Aparicio dice que “fue precisamente Blanco y Negro quien, contradiciendo su título, utilizó el color en unos lazos rojos en unas trenzas de mujer dentro de un dibujo en negro” (Gómez Aparicio, 1974: 613).
Pero Blanco y Negro no se quedó aquí y en el número 317, de 29 de mayo del mismo año 1897, realiza un nuevo experimento con dos pasadas de máquina sobre un original de Huertas titulado ‘En Recoletos’. En la portada de la revista, en la primera pasada, la mitad de entrada de la página se había entintado en azul oscuro; y, en la segunda pasada, la mitad de salida, con magenta. El efecto quedó curioso y original.
Tres semanas después, el 19 de junio, la portada de Blanco y Negro volvía a ser un dibujo de Huertas, ‘Flores en mi barrio’, pero en esta ocasión el procedimiento técnico había requerido tres pasadas de máquina: una para el negro, otra para el amarillo (que quedó fuera de registro), y una tercera para el magenta. “En este último caso –escribe Francisco Iglesias (1980: 19)– el clisé era mixto, con partes entramadas y partes sin entramar. Esta composición, que en rigor no puede ser considerada todavía como tricromía, dado que aun no estaba presente la selección de color, venía a significar un paso importante hacia esa técnica”, ya que, en otras pruebas, se había conseguido el efecto de color verdoso por la superposición de dos tintas: negro y amarillo. A la tricromía llegaría Blanco y Negro dos años después, y, luego, a la cuatricromía.
(La revista alemana Fliegende Blätter, en la que se inspiró Luca de Tena para su Blanco y Negro, publicaba en 1848 dibujos a color como éste)
La revista continuaría su particular empeño en mejorar la calidad a lo largo de su vida y Torcuato Luca de Tena, su propietario y promotor, siempre estaría al cabo de los avances tecnológicos, incluido el color. Se había fijado en una revista alemana nacida en 1845, Fliegende Blätter, de Munich, donde inicialmente habían utilizado la litografía para sus ilustraciones pero que desde años antes a la aparición de Blanco y Negro utilizaban ya el fotograbado y el color.
Por ello, don Torcuato y su colaborador, Luís Romea, actuaron desde una doble perspectiva: por un lado, contrataron en Alemania a especialistas en la impresión de cuatricromías y compraron, también en Alemania, todo lo necesario para la fabricación de papel couché, papel que consideraban imprescindible para imprimir bien el color; por otro lado, y desde un punto de vista menos técnico y más periodístico, se acudió al Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde pusieron su idea en la mente de numerosos artistas (pintores, dibujantes, ilustradores…) y los captaron para la revista.
(Uno de los primeros números de Fliegende Blätter)
Sería precisamente en los talleres de fotograbado de Blanco y Negro donde se realizarían algunas de las primeras experiencias de España de impresión a tres tintas bajo la dirección de Stemer, a quien Luca de Tena había contratado también en Alemania. Además, algunos obreros de la publicación estudiaron en Italia y en Alemania el sistema de estereotipia y de impresión de fotograbados.
Con el tiempo, y en su innovación tecnológica, sería también el taller de fotograbado de Blanco y Negro el que empleó, por primera vez en España, el reticulado de Max Levy y el procedimiento eléctrico para la reproducción de fotografías, constituyéndose en escuela teórico-práctica para el desarrollo y perfección de esta industria artística de nuestro país.
Blanco y Negro tendría una larga andadura en el siglo XX y, después de unos años sin salir, tendría un corto papel como suplemento del diario ABC a finales de la centuria.
Bibliografía:
-Gómez Aparicio, Pedro (1974): Historia del Periodismo Español. De las guerras coloniales a la dictadura. Madrid: Editora Nacional.
-IGLESIAS, Francisco (1980): Historia de una empresa periodística. Prensa Española, editora de ABC y Blanco y Negro (1891-1978). Madrid: Editorial Prensa Española, S. A.