Para salvar a los diarios, ¡salvar los concursos!
No vamos a los Malofiej. Algunos cambios en nuestra vida profesional no nos deja salir de Buenos Aires. Pero que no viajemos no quita que sigamos hablando de los concursos, como los Malofiej. Hace un tiempo escribimos en el blog español En Caja Baja sobre estos concursos y hoy el catalán Jordi Catalá (El Periódico de Catalunya), levanta el guante y nos ofrece su lúcida opinión.
(Por Jordi Catalá) Ante todo expresar mi agradecimiento por esta triple muestra de amor del Norbi.
Primera: por romper con esas envidiables vacaciones en la campiña argentina, cosa nada fácil, ni saludable, ni recomendable, para inaugurar, y además con relumbrón, las colaboraciones de profesionales que tienen algo que decir en ese gran altavoz que ya es "En Caja Baja".
Segunda: por hacerlo defendiendo, una vez más, la importancia de la comunicación periodística como la principal razón de ser del diseño de prensa.
Tercera: por vaticinar y al mismo tiempo empecinarse en una apuesta personal para que los premios de diseño periodístico lleguen a ser un poderoso estímulo para llegar a consolidar la idea del punto dos: conducir a la expresión a partir de las imágenes (fotografía, ilustración, diseño, infografía...), a convertirse finalmente en vehículo del mensaje periodístico.
Partir del hecho estético y arrancarle de su singularidad -llámese belleza, impacto, atracción- para dotarle de contenido, esto es: sentido periodístico, es una de las mayores deudas, frecuentemente impagadas, que como profesionales tenemos para con nuestro trabajo.
Y ya que aspiramos a ser tratados, y reconocidos en las redacciones con la dignidad de informadores, a la que nuestro esfuerzo se ha hecho acreedor durante muchos años de romper moldes y perjuicios en los medios de comunicación, no renunciemos a la esencia de todo ello y seamos periodistas, en serio, seámoslo: ...’emisores por cuenta y orden propio y actores generadores del mensaje’...como bien acaba su artículo El Norbi.
Lo que sí me gustaría, a propósito de la voluntad de que ..."los concursos salven a los diarios"..., es aportar tres modestas bases reflexionables -entre muchas que entre todos podemos generar- que puedan ayudar a mi amigo Baruch y al cuerpo colegiado de siete miembros que tanto está trabajando sobre los requisitos y las categorias de las que ha de estar dotado ese nuevo concurso para Latinoamérica. Y lo digo como múltiple
participante en concursos y premios: perdedor, ganador, ausente, organizador y juez, que en todos los frentes me he movido en algún momento, para bien o para mal.
Una: igualdad de oportunidades para esa mayoría de profesionales que sufre para sobrevivir creando, y hacerlo con la mayor dignidad posible, en las redacciones más humildes con respecto a sus colegas de las redacciones más poderosas, con medios, con tiempo, con facilidades. Y me consta -por ejemplo la voluntad de Javier Errea, tanto en los Malofiej como en los ÑHO- que se han hecho ya muchos esfuerzos en ese sentido aplicando diferentes categorías, incluso de difusión, para participar en los premios.
Dos: colocar en su sitio a esa mayoría de diseños planificados por y para los concursos. No erradicarlos, son muy buenos, también merecen vivir, pero tampoco primarlos, como hasta ahora, en detrimento de las pequeñas producciones del día a día, con todos sus defectos y carencias y que son las más. ¡No es justo!
Tres: analizar para una misma información, quizás escogida al azar, para un mismo lapso de tiempo los diferentes reflejos y recursos con los que se han defendido los profesionales, y hacerlo con más detalle que hasta ahora.
Creo que encontrar fórmulas para responder a esas tres situaciones -y seguro que hay muchas más- puede ser un buen comienzo, para conseguir implementar los premios con calidad, experiencia y nuevas ideas para convertirlos en auténticas muestras que den el pulso de la realidad profesional y que inciten al diseñador a ser comunicador en la misma medida que artista. Y creo también que así, efectivamente, los concursos pueden
aportar un rol decisivo para que los términos diseño y periodismo se asocien de forma mucho más justa y real.
Hay muchísimo más que hablar sobre premios y concursos y pienso que sería muy saludable, a partir de las reflexiones del Norbi, abrir un gran debate, constructivo, sobre lo que piensa la profesión.