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4.2.08

Exclusivo: Por qué la infografía salvará al periodismo

errea
(Por Javier Errea) ¿Te imaginas un artículo editorial sin palabras? ¿Y una crónica política en forma de cómic? ¿Se podría informar de una junta de accionistas de un banco empleando tan sólo preguntas y respuestas, y una ficha al margen con puntuaciones a modo de recomendaciones cinematográficas?

Si eres de los que se llevan las manos a la cabeza porque consideras que este tipo de periodismo no es serio ni confiable, este texto-propuesta no te va a interesar nada. Siento decirte que, seguramente, estás contribuyendo además a acelerar el final de los periódicos. Si tienes alguna duda, al menos, dame una oportunidad. Y si te intriga este reto —porque, en el fondo, de eso se trata—, ayúdame a propagarlo.

Vivimos tiempos atribulados en el periodismo. Mejor dicho, en la prensa, en los medios impresos. Se tienen pocas certezas y mucho miedo. Lo malo es que, ante semejante panorama, las medidas que las empresas informativas se siguen empeñando en tomar son sólo defensivas: por ejemplo, convergencia con la boca pequeña para disimular el habitual recorte de gastos o menús informativos absolutamente previsibles.

Nunca me ha gustado pontificar. Hay que estar en la sala de máquinas para saber qué es eso de armar un diario cada día. Es fácil hablar. Lo difícil es… Pero sí estoy convencido de que el rumbo que sigue nuestra nave conduce directamente al iceberg del Titanic periodístico.

¿Qué hacer? ¡Ay, quién tuviera una bola de cristal! Pero coincideréis conmigo en que en las redacciones, al menos en las redacciones de los medios off line, hay poca autocrítica y bastante autocomplacencia: somos —piensan, pensamos— depositarios del periodismo de calidad, y ese nunca podrá hundirse. Cuando en congresos y foros y libros e informes se aborda la inminente muerte de los periódicos, con fecha y todo, en las redacciones apenas suena voz de alarma ninguna. Eso es cosa de los que ponen la pasta, de los empresarios, del director a lo sumo: ellos sabrán. ¿Exagero mucho si digo que éste es comentario común de Los Ángeles a Vladivostok?

Poca reflexión periodística he escuchado yo en las redacciones, y bien que lo siento. Casi siempre la culpa es de otros, del ambiente, como si la resignación se hubiera apoderado de todos, en el mejor de los casos. Porque, insisto, yo diría que más que resignación ante el choque con el iceberg lo que reina es una endémica inconsciencia. Estamos adormecidos. Más allá de algunos tópicos manidos desde hace años, ¿me podríais decir alguna receta periodística, algo, que haya surgido de abajo arriba?

Pues bien, y sin ánimo de parecer presuntuoso, sólo una respuesta desde abajo, una respuesta periodística, llena de coraje, puede salvar hoy los diarios impresos y hacerlos valiosos, necesarios, ¿por qué no?, divertidos. Y esa respuesta, en mi opinión, la está ofreciendo desde hace años la infografía.

Atención a la tesis: sólo la infografía salvará los periódicos.

¿Por qué digo esto? Pues porque la infografía ofrece todas las herramientas para acabar con la fórmula clásica de hacer periodismo: Información=Título+Texto+Foto. Esta fórmula sirvió durante muchos años. Ha sido como un mecanismo de seguridad para periodistas de todo pelaje y condición. Nuestro el libro de ruta. Que, sin embargo, ha acabado por uniformizar la manera de contar la realidad, sometiéndola a los estrechos márgenes de la narrativa textual.

¿Tú crees que es posible contar de la misma forma una guerra y un partido de fútbol? ¿No piensas que el tono con el que hay que aproximarse a ambas realidades es radicalmente distinto, y que ese ser distinto no puede limitarse a la narración con palabras?

En el mundo actual, con la sociedad actual y todo lo que la rodea, pensar en este periodismo unívoco y corto de miras es condenar a los diarios impresos al iceberg. Los lectores huyen porque no contamos las historias que demandan… pero también porque no las contamos como las demandan. El problema no es sólo el qué, como se ha venido diciendo, sino también, y al mismo nivel, el cómo.

Claro que para que la infografía pueda contaminar la narrativa periodística y ampliar sus horizontes casi ilimitadamente hay que aceptar que la ortodoxia no existe. Desde la experiencia de varias ediciones de los Premios Malofiej de Infografía, pienso en el concepto estrecho que se ha manejado del género: cualquier atisbo de decoración gratuita se ha criticado duramente por no atenerse a las reglas de los clásicos. He escuchado muchas veces la frase mágica: “Eso no es infografía”. Era como mentar la bicha. Quien la pronunciaba se imbuía de una autoridad emanada del cielo infográfico, y desde esa autoridad se desacreditaban muchos trabajos de colegas. Me incluyo, ¿eh?

Viene sucediendo, en cambio, de un tiempo a esta parte, que los distintos jurados de los Malofiej comienzan a reconocer valores infográficos y —más importante— comunicativos a trabajos antes denostados. ¿Resultado? Repasad algunas de las más recientes medallas de oro y veréis. Hasta hace bien poco era impensable que gráficos como los que presentan las revistas de la brasileña Editora Abril (Mundio Estranho, Saúde, Superinteresante…) ganaran ningún premio. Hoy arrasan. Ya no sólo es la línea sobria y ortodoxa de The New York Times la única válida, ni mucho menos. Hay otras igualmente válidas. Esto no quiere decir que el gran diario norteamericano esté equivocado; al contrario. Simplemente, significa que hay muchas vías y que el mestizaje y el eclecticismo que caracterizan nuestro mundo han acabado por impregnar también a la infografía. Imaginad si esto es así que hasta el propio The New York Times viene experimentando de un tiempo a esta parte con —entre otros— los llamados op&ed charts… Internamente, no las tienen todas consigo: sé positivamente que dentro de la sección de infografía del Times hay diferencia de criterios. El futuro, sin embargo, es ecléctico. Nos guste o no.

Estudios científicos como el desarrollado por la Universidad de Lund (Suecia), presentado en una edición reciente de los Malofiej, demuestran que la infografía es el género que por más tiempo atrapa a un lector en la página. Por su naturaleza y por sus características, los gráficos atraen la curiosidad de los lectores, que entienden bien ese lenguaje fragmentado y tremendamente visual. ¿Por qué no aplicar entonces el mestizaje de esta nueva era de la infografía a la forma de contar las noticias?

Algunos diarios son hoy conocidos por haber rotos esquemas. Liberation, en Francia, primero, más tarde Correio Braziliense en Brasil o The Independent en el Reino Unido… decidieron un día poner patas arriba fundamentalmente sus portadas y emplear nuevos lenguajes con fuerte carga intencional o editorializante. Cifras, frases, fotos, gráficos, tablas, diagramas, cómic… Cualquier herramienta era válida. Sin embargo, pocos y en pocas ocasiones han dejado que este tsunami narrativo invadiera las páginas interiores. Ese es el gran reto. Y no una vez, ni en momentos especiales: siempre.

En fin, lo malo es que eso supone para las empresas informativas apostar sin miramientos por la calidad: frente a recortes y pasantes, plantillas con más experiencia, más nutridas y más cualificadas. ¡Algún truco tenía que tener la receta!

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Inmersos en una era de cambios como estamos, la infografía no podía quedarse fuera.
Estoy de acuerdo contigo y con quienes dicen que la infografía es, junto a los blogs, el género que cambiará el periodismo digital. Incluso apoyo lo que dices de las empresas. Es el momento de apostar, es decir de invertir y no recortar.
Dos cosas, deduzco que no crees que el periodismo sea capaz de salvarse a sí mismo, y sospecho que pones demasiado en la balanza de la infografía, cuando todavía hay que pulir muchas cuestiones técnicas y tecnológicas.
En fin. Ya veremos.

CHIQUI ESTEBAN dijo...

Confieso ser de los que ha dicho varias veces "Eso no es infografía". Creo que el riesgo es llegar es caer en la decoración porque la infografía vende, sin contenido informativo es difícil captar mucho tiempo a un lector.
Pero estoy totalmente de acuerdo con este artículo, son tiempos de cambio y hay que pensar en soluciones y no en convenciones...
No creo que sólo la infografía tenga esta responsabilidad en exclusiva, si no que debe ser todo el periódico el que se oriente a una manera más visual de explicar las cosas, dónde los gráficos juegan un papel fundamental.

Anónimo dijo...

Pues no, no estoy de acuerdo con J.E. Habla como diseñador, no como infografista. No sabe lo que cuesta llenar la hoja en blanco. Habla como diseñador, que con los numeritos grandes y un mapa le vale.
Lo que ha costado dignigicar esto y ahora volvemos a la posicion cero, mero decoradores.
Y en realidad lo que se nos pide es que cubramos las carencias de la gente de maquetacion.

Gustavo Flores dijo...

Yo tampoco estoy de acuerdo con Errea, de que sólo la infografía sea la salvadora. Puede contribuir enormemente a construir un nuevo medio gráfico, pero si la esencia de él, el texto escrito no toma la posta con nuevas formas de redacción y temas que a la gente le interese, nada se podrá hacer. La "forma" en que se cuenta no puede ser más importante que el "qué" es lo que se cuenta. Al diario lo van a salvar los periodistas, los fotógrafos, los infógrafos, todos los que forman parte de él. No hay un "superhéroe" que lo haga solo.

Gustavo Flores dijo...

Les dejo el extremo opuesto, la visión de Martín Caparrós, futuro sub director del diario Crítica, que sale el 2 de marzo en Buenos Aires. Es parte de un artículo publicado en ADN de La Nación: "Lo tengo dicho: a menudo me pregunto por qué los editores de diarios y periódicos latinoamericanos se empeñan en despreciar a sus lectores. O, mejor, en tratar de deshacerlos: en su desesperación por pelearles espacio a la radio y a la televisión, los editores latinoamericanos suelen pensar medios gráficos para una rara especie que ellos se inventaron: el lector que no lee. Es un problema: un lector se define por leer -y un lector que no lee es un ente confuso. Sin embargo nuestros bravos editores no tremulan ante la aparente contradicción: siguen adelante con sus páginas llenas de fotos, recuadros, infografías, dibujitos. Los carcome el miedo a la palabra escrita -y creen que es mejor pelear contra la tele con las armas de la tele, en lugar de usar las únicas armas que un texto no comparte: la escritura. Por eso, en general, les va como les va; por eso, en general, a nosotros también."
Articulo completo: http://adncultura.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=943086

Anónimo dijo...

Pues no: Me parece una visión autocomplaciente y conservadora.
Un lector inteligente despreciará igualmente un ladrillo de texto de 6.000 palabras sin contenido-por lindo y florido que sea (y créanme que abundan en la prensa)-que un "dibujito"decorativo.
La culpa de la escasez de crónicas no es la infografía (que puede potenciar la narrativa de un buen reportaje) sino otros factores económicos, políticos y empresariales.
Lo que el lector pide a su periódico es información de calidad, tanto en sus textos como en su diseño y gráficos. La narrativa no es exclusiva de la escritura. Y subestimar el valor de la infografía o el diseño como hace el señor Caparros es la verdadera falta de respeto a los lectores.
Un ejemplo perfecto del inmovilismo nostálgico que menciona Errea en su artículo

Mario Benito dijo...

Nadie teme en la redacción de un periódico apostar por fotos o gráficos grandes en una página (yo hago páginas en el diario El Mundo de Madrid, España, todos los días) y sin embargo se echan a temblar si propones un texto grande sin ningún "adorno" que lo distraiga, cuando el texto lo merece. Aunque el texto sea bueno siempre aparece el que dice que nadie se va a leer un "ladrillo" tan grande. Generalmente son los muchos que no leen también dentro de la redacción quienes mantienen tales posturas. La fuerza del papel sobre todos los demás (radio, televisión y ahora internet) es que el más poderoso soporte para la lectura de textos... en lo denominado visual, las pantallas son superiores. Los periódicos tal vez deberían centrarse pues en su público natural: los lectores, aunque sean, seamos pocos. Siempre lo hemos sido a fin de cuentas. No morirá la prensa escrita en papel, tan sólo se ajustará a la baja en función de quienes prefieran lectura sosegada y reflexiva en papel.

Anónimo dijo...

Supongamos que un director de un periódico crea un equipo de infografía para "decorar" las páginas. Los asuntos son los mismos de siempre. Serán infografías tan huecas como el periódico.

Necesitamos modificar la visión: la infografía no se trata de forma, sino de contenido. Y si de contenido se trata, la forma debe adaptarse a él.

O sea, lo que salvará al periodismo será su calidad. Calidad que incluye buen contenido, incluso para lograr buena infografía, que no digo que salvará, pero es otro salvavidas para agarrarse (y no el único).

alessandra kalko dijo...

não sei se a tábua de salvação do jornalismo é a infografia, mas acredito que um novo jeito de trabalhar infográficos seja uma grande esperança de reter antigos leitores e atrair novos.

a revista mundo estranho tem na infografia o carro chefe de suas páginas. é voltada para o público jovem, meninos de 12 a 20 anos.
as ilustrações e imagens não são utilizadas apenas para decorar as páginas, mas se aliam ao texto para prender a atenção do leitor que acaba lendo uma quantidade grande de texto sem perceber.

os infográficos são divertidos, de linguagem variada e cheios da ação/emoção.

nós ouvimos muitas vezes dos leitores que a mundo estranho é o único meio impresso que eles lêem.

ouvir essa declaração de leitores jovens imersos no mundo da internet e de games é a prova de que nem tudo está perdido para a mídia impressa.

alessandra kalko
(editora de arte da revista mundo estranho)

Anónimo dijo...

La infografía ha muerto, los restos de su cadáver pueden verse en cualquier diario. Los nostálgicos de su presencia «viva» gracias al esfuerzo de auténticos profesionales, curtidos en horas, años de trabajo y mil batallas en los despachos somos los culpables de abandonarla a su suerte y dejarla en manos de cuatro imberbes, presentuosos e ignorantes que son capaces de adorarse entre ellos y alzarse a los altares.
Descanse en paz! Amén

Anónimo dijo...

Padre, me acuso de que he leido...
.. he leido El Quijote, y no era el de Gsutavo Doré.
He leido a Mark Twain a Dostoievski, algo de Shakespeare, traducido, que se poco ingles.

He leido a Homero, Virgilio y la Guerra de las Galias. He leido a Asimov, Clarke y Kurt Vonnegut.
He leido mucho, de todo, cosas buenas y malas...

Y me las he leido sin tener dibujitos... ustedes perdonen.

Ah, y que no se me olvide, me encanta Tintin.

Fender dijo...

La tesis del artículo es falaz, pues alude a la herramienta y no a su uso. Corrijamos, entonces: "sólo la *buena* infografía salvará los periódicos".
Además, sostengo que se está hablando de un periodismo paupérrimo y cómo salvarlo en ausencia de buenos periodistas (buenos *escritores* periodistas) y pagarlos por lo que valen.
Un infografista que atiende por docenas a una caterva de expertos en aburrir con esa prosa floja y regurgitada de los manuales de estilo puede ser visto como un salvador, sobre todo -como dice Caparrós- si el diario está empecinado (como la mayoría) en conseguir gente que lo mire pero que no lo lea (y no depender más de buenos redactores/periodistas).

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