Rodrigo Fino por dos: Algo ha cambiado (2005)
Hace cinco años, a los pocos meses de empezar Visualmente, le pedimos al consultor Rodrigo Fino que escriba un post inédito. Pero el gurú argentino de García Media no se quedó con nuestro pedido y, gracias a las musas, se mandó con dos artículos impresionantes. Uno de ellos tenía que ver con la actualidad de los medios online y sus proyecciones. Siempre este tipo de temáticas aparecían en Visualmente, pero con suerte intermitente. Hace poco nos enteramos que Fino, uno de nuestros disertantes de las Primeras Jornadas Universitarias sobre Diseño de Información, había escrito una actualización del artículo que habíamos publicado ese 14 de diciembre de 2005.
Algo ha cambiado(2005)
“Nada es más importante para el futuro de nuestras ambiciones en la web que enganchar a nuestros sofisticados lectores. Los blogs son una forma de hacerlo”. Jonathan Landam, uno de los subdirectores del periódico The New York Times, resume de esta manera las ideas que el periódico tiene con respecto a los nuevos medios digitales, según reporta el blog de Juan Varela, Periodistas 21.
Pero si la catedral del periodismo mundial se anima a involucrarse en la conversación que esta ocurriendo lejos de las páginas impresas y que se está desarrollando a toda marcha en el infinito del cyberespacio, es que algo ha cambiado en materia de comunicación. Y The New York Times asume el desafío de los tiempos con sus propios criterios e ideas.
Pero parece que en el pequeño y reducidísimo vecindario del diseño nos hacemos los distraídos como si no nos afectara, como si fuera un tema exclusivo de otras áreas de la redacción. Nada más alejado de la realidad. El diseño es un proceso comunicativo por lo tanto nos afecta y mucho. Esta gran tertulia ha posibilitado el acceso a la información sobre diseño editorial (¡ojalá la hubiera tenido cuando era un estudiante!) y ha ampliado los límites de posibilidades de expresión, pensamiento y desarrollo del diseño. Por supuesto que no siempre esta democratización trae ideas memorables (este artículo por ejemplo), pero definitivamente es un gran avance sobre todo para una disciplina, como la del diseño, que es una herramienta que construye el universo informativo en publicaciones cada vez más volcadas hacia la apertura de su proceso diario. La información hace al diseño y no al revés. La edición es el proceso, es una cadena de valor, es el núcleo central de las redacciones. La forma es contenido, como siempre ha sido. Tal vez esta aceleración del proceso informativo ha sacudido, de mala manera, la modorra de los diseñadores tradicionales. Y es lógico, a nadie le gusta que lo despierten de la siesta y menos de mala manera. El diseño editorial o periodístico, muta, se transforma, se reinventa en un contexto que no hace más que reafirmar su carácter interdisciplinario de su trabajo en una cadena de valor informativa. Y si asumimos que estamos en una cadena de valor informativa, ¿se pude seguir diseñando como lo hacíamos hace diez años atrás, pensando sólo en aspectos formales, decorativos o de “distribución de blancos”?, hasta cuando vamos a seguir chocando con los editores con conceptos tan precarios e inútiles como el de ¡¡¡¡¡¡“segmentación de la información”!!!!!!, cuando lo inteligente es pensar si un recuadro o despiece agrega o no valor a la historia. ¿Hasta cuando vamos a seguir tratando de estúpido al lector, poniendo en imágenes lo que ya dice el título o viceversa? ¿Vamos a seguir pensando que el lector SOLO lee el periódico impreso y nada más?
Diseñar implica asumir una multiplicidad de capacidades asociadas de un equipo de personas que manejan diferentes lenguajes y el acople de los diseñadores a este proceso requiere repensar al diseño, como lenguaje o herramienta de estructuración de un medio desde enfoques lo suficientemente distantes de los conceptos que tradicionalmente se lo ha pensado. Disolverse en una nueva amalgama de trabajo en equipo, no es tarea sencilla y es un proceso en si mismo y como tal requiere de un tiempo. Acotado. Pero un tiempo al fin y sabemos que es lo que siempre falta. Después de todo y como decía un siglo atrás el economista Alfred Marshall, la importancia de las ideas que construyen una época, no suele ser percibida por la generación que las produce.