Disparen contra la infografía
Es bueno tratar de cambiar las cosas. Todavía trabajo en periódicos. Lo hago desde hace bastante, mucho, y todavía me provoca algo. Como dice al costado, abajito de mi foto, pasamos por varios diarios nacionales, como periodista, director de arte, ilustrador e infógrafo. Hoy podemos juntar todo eso en este blog y en la publicación Hotel Visual. Y es en VisualMente donde nos sentimos bien cómodos, porque discutimos, planteamos temas, trabajamos con material exclusivo y provocamos debates que se multiplican en otros medios.
La columna que publicamos el lunes 4 de febrero inició un nuevo choque de opiniones. Cuando algunos amigos nos contaron que la onda expansiva de semejantes conceptos había llegado hasta otros blogs que hacían del culto a la palabra su culto, nos acercamos con sigilo. La sorpresa fue exponencial: duras críticas caían sobre la profesión de infógrafo, de manera inexplicable y dura.
Nos ofrecimos aclarar ciertos puntos a los antagonistas, pero el editor del blog de la palabra no aceptó nuestra participación. Por suerte, otro amigo blogger, Leandro Zanoni, nos invito a contestar. Hoy pudimos sumarnos a la discusión desde eBlog.
Con la columna original de Javier Errea nos pareció interesante establecer ciertos criterios que ayudarían a definir mejor a esta profesión. Tal vez, la infografía pueda salvar a los diarios. Pero si los diarios se mueren, el feretro, muy pesado, lo llevarán entre todos, periodistas, diseñadores, fotógrafos, ilustradores e infógrafos, por igual.
"Me considero un fanático de las infografías y admirador de quienes pueden resumir graficamente un hecho histórico, policial o deportivo o valerse de dibujos para explicar con la habilidad de un reportero, por ejemplo, cómo se realiza un by pass, cuántos litros de cerveza consume cada país al año o la revolución cubana", comienza Zanoni.
Y luego de hablar del blog donde se había "defenestrado" la tesis de Errea, Zanoni cuenta las dificultades que tuvo al intentar cierta defensa contra "la patota literaria", que venía sosteniendo, entre otras cosas, que las infografías subestiman a los lectores, que los tratan como idiotas y que sólo sirven “para lectores vagos que no leen”.
Esta discusión sólo tendría sentido mediático si no fuera porque realmente la problemática existe, con distinta virulencia, en cada una de las redacciones del mundo.
Tratando de tirar un manto de piedad sobre los contendientes, nuestro planteo trató de correr la discusión hasta comprometer a otros protagonistas editoriales.
Más allá de ciertos fuegos artificiales necesarios en toda discusión, me quiero concentrar en ciertos conceptos: "Cuando se discute si la infografía salvará a los diarios, qué es lo que realmente se discute. Para empezar por el principio sería bueno identificar a quiénes son los que discuten. Supuestamente, de un lado y del otro, atrincherados se ubican los periodistas y los otros. En el grupo de los otros se ubican, con distinta suerte, los fotógrafos, los diseñadores, los ilustradores y los infógrafos.
"Por alguna razón extraña, dentro de los periódicos, sólo los periodistas se han convertido en únicos depositarios de algo parecido a la verdad y como elegidos de tal designio son los únicos capaces de poder reconstruirla. Esta recreación del mito de la caverna de Platón se encuentra hoy bastante desvalorizada.
"En cierta forma los fotógrafos, los diseñadores, los ilustradores y los infógrafos han ayudado para que esto, el periódico, continúe siendo lo que es: un soporte impreso para acompañar alegremente a la publicidad.
"Por ejemplo, cuando la infografía asume un rol que consiste en ser un tapa agujeros, ya que no hay una fotografía o una ilustración para la página. Esos tapadores de baches editoriales son los infógrafos que se ven como simples pasadores de información, sin criterio propio ni espíritu crítico, y menos periodístico.
"Pero también la fotografía puede ser complice de la dictadura del word. Ella ha tenido mucho que ver en semejante autoritarismo de la palabra, con encuadres más parecidos al requerido por el carnet de club de barrio, que a un reportaje fotográfico.
"Y no nos olvidemos de los ilustradores que trabajan en las editoriales de diarios. La ilustración también tiene lo suyo, cuando los artistas se preocupan por caerle simpático al redactor para poder publicar una imagen tan linda como vacía.
"Si a eso le sumamos el trabajo de los nuevos diseñadores del Indesign, que no leen lo que maquetan, la mesa está servida para los que escriben".
Todos hemos dejado la responsabilidad de los diarios en manos de los periodistas. Si al mal periodismo escrito le sumamos la mala infografía, la pobre fotografía, la ilustración vacía y el diseño sin contenido, los periódicos tienen sus días contados.
Para leer la columna completa de El-Norbi-que-discute haz clic aquí.