Un buen regalo para el día del periodista
(Primera nota de tapa que escribe El Norbi en su vida, Abril de 1984, para la revista El Porteño)
(Por Bender Baruch) Cuando comencé, hace 6 años, con Visualmente, lo que busqué fue volver a mi pasado de periodista. Cuando era chico, cuando mis padres pretendían que fuera abogado, yo los enfrentaba para lograr alcanzar mi verdadera vocación: la de ser periodista. Ni ellos sabían sus razones, ni yo las mías.
Fui periodista, y de los que se comprometían con alguna causa. Escribía sobre los desaparecidos y denunciaba a los desaparecedores de traje y corbata. A los de uniforme, también.
Siempre me interesó hacer lo que nadie hacía. En periodismo eso era hablar de lo que nadie hablaba. Y la única forma de hablar que tiene un periodista es a través de sus investigaciones.
Y mis investigaciones fueron informes en las mejores revistas de los ochenta como Humor, El Periodista de Buenos Aires y El Porteño. Esas investigaciones fueron después libros para dos editoriales como Centro Editor de América Latina y Galerna.
Después me metí en publicidad, iniciando mi sabático. Allí también mi preocupación fue hacer lo que nadie hacía. Y logramos cambiar, con mis duplas circunstanciales, la tradición de Coca-Cola de repetir los patterns de EE.UU. También fuimos los primeros en ensuciar las Chevrolet.
Cuando empezaba a estar demasiado lejos del periodismo decido volver y entro en el diario Página/12, para hacer lo que nadie antes había hecho ahí: las infografías y las ilustraciones editoriales de las tapas de los suplementos de economía y ciencia, Cash y Futuro. Esa era otra forma de hacer periodismo. No sabía como definirla, pero me salía de esa forma el periodismo. Sin escribir.
Por lo que hice en el diario Página/12, me ficharon en el diario La Nación.
Pero al mismo tiempo trabajé en el otro diario, el Clarín. Ahí también logré hacer lo que nadie había hecho: darle una identidad al suplemento de Informática, con un personaje llamado Dr. Robert.
Pero volvamos a La Nación. Allí logré algo único. Pude crecer con el producto. Fue como una road movie, donde uno entraba a la autopista siendo alguién y terminaba siendo otro. Todo éste viaje me llevó a tratar de unir mis dos pasiones: lo visual y lo textual.
Hoy, después de la experiencia fallida en el diario Crítica, donde, por primera vez, hacía las primeras planas con ilustraciones muy conceptuales, llegué al nuevo diario Tiempo Argentino.
Ésta nueva etapa me encuentra haciendo otra forma de hacer periodismo. Esto nuevo es lo que yo llamo Infografreaks, donde se junta la creatividad, lo conceptual, lo lúdico y lo periodístico, y que pronto, muy pronto, tendrá un lugar universitario donde los nuevos profesionales podrán estudiar. Un buen regalo para compartir un día como hoy.