Cuando él entró a trabajar en la agencia McCann-Erickson no imaginó que soñaría con los ruidos típicos de la gaseosa que cumple 125 años. El Norbi hizo muchas piezas de gráfica, bañó con los colores de la misma cuanto patio de comidas existía en los shopping de Buenos Aires, pensó comerciales de lanzamiento y promociones 2x1 en góndolas de las grandes cadenas de supermercados. Hasta llegó a pensar en una pieza de gráfica que nunca llegaron a entender los responsables de llenar las botellas con agua gasificada. Era un aniversario del diario Clarín y su ícono muy reconocible merecía una resignificación. Entonces, El Norbi pensó en un cambio arriesgado dentro del logo que permitía una lectura en dos tiempos. Primero creyendo ver el instrumento musical y logrando un remate, en la segunda lectura, ya que el aviso estaba pensado para reproducir en una página del diario, quedando la imagen en un tamaño mínimo.