Los humoristas gráficos (algunos) fueron de los pocos que se animaron a ir en contra de la marea de periodistas y medios complacientes con el resultado del cónclave... Es curioso que la ironía haya sido la encargada de mover a la reflexión y que el espacio reservado al humor haya sido uno de los pocos que mantuvo la libertad de expresión y de disentir que pareció desvanecerse en otros espacios editoriales.
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El Benedicto XVI de Nate Beeler, desde las páginas del The Washington Examiner (Washington, D.C.), le pregunta a las masas enfervorizadas si están listos para tener una fiesta como en 1299. |
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Nerilicón, de El Economista, de México, lo muestra a Ratzinger con un báculo en una mano y un guante de hockey en la otra. |
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Y en la Argentina,
Sergio Langer resalta los lazos que (muchos los niegan pero también muchos los confirman) unieron a Ratzinger con Hitler y el nazismo.