Es época de regalos y nuestro hermano español, el gran Rodrigo Sánchez, es el primero en acercarlos al arbolito de Navidad. Si bien él también manifiesta su preocupación por la crisis que impacta en los trabajadores de prensa españoles, no deja de sorprender por su espíritu creativo. "Por aquí intentamos llevar lo mejor posible la crisis". Sus portadas en el semanario Metrópoli no se cansan de recibir premios de la comunidad visual. Por eso mostrar las portadas que Sánchez hace para la revista del diario español El Mundo es adelantarse a los premios. Si bien el cine irrumpe con fuerza en los medios de difusión, el filtro del verdadero director de arte no permite su choque publicitario contra el lector.
Eso encontramos en varios tanques de Hollywood que Sánchez le ha puesto el anti spam comercial para convertirlo en un concepto. Así la portada de la película Gomorra dispara directo al cerebro, dejando al lector en coma creativo-reactivo. O el ultimatum de Reeves asume cierto presagio de terror interestelar que de seguro no podrá transmitir la mueca del actor de Matrix. El Bond de trazo bocetado y ojos celestes hacen lo suyo. Casi sin quererlo, el concepto visual de Sánchez se emparenta con la principal crítica que recibió Craig al vestirse de 007. Su tamaño cuestionado es tan grande como el pistolón que acaba de escupir su ira. (Estoy poeta hoy)
