(Por Jenny Canales Peña) Hace algunos años planteábamos (Fiorella Lari y yo) que era imprescindible proponer en las escuelas un curso que enseñara a “ver” para saber entender y producir mensajes visuales de modo racional, coherente, creativo y divertido.Considerábamos, de este modo, que aprender a ver significa primero conocer. Es decir, saber que existe un lenguaje que sustenta el proceso creativo de lo visual. Existen elementos, cualidades, efectos y principios que norman lo que se quiere “decir” visualmente. Así como se enseña a escribir con letras se tiene que enseñar a escribir con puntos, líneas y formas.
En segundo lugar, aprender a ver significa comprender lo que se “lee”. Esto es, que lo visual tiene un lenguaje que permite comunicar más allá de lo evidente. Se debe comprender lo que dicen las palabras (compuestas por letras) así como se debe comprender lo que dicen los mensajes visuales (compuestos por formas), generalmente connotan otros aspectos que es necesario saber “leer”.
Si bien, ambos cumplen roles diferentes son similares en cuanto logran transmitir información. Ambos son “textos” (usando texto como un término semiótico) construidos para significar, sin tener necesariamente alguno más importancia que el otro, los dos tienen un valor en sí mismos.
En tercer lugar, aprender a ver significa aprender a producir, a componer, a crear usando reglas, orden, énfasis y silencios adecuadamente. Aunque el productor no cuente necesariamente con gran habilidad para “hacer imágenes” si conoce el lenguaje visual va a poder desempeñarse con bastante facilidad.
Usar lo visual en la publicidad, en el periodismo, en el mundo editorial, e incluso en la Web requiere de conocimiento, conocimiento que se adquiere con experiencia, con sensibilidad, con paciencia y con mucho humor.
Lo visual ha sido considerado, casi siempre, como un añadido a lo verbal, como un complemento decorativo del texto. En el mundo periodístico sólo se usan elementos visuales cuando falta texto y sobra espacio porque lo más importante es lo dicho a través de la palabra. El periodismo aún no es visual, es fundamentalmente verbal.
Aquí, en mi país, en Perú, la palabra tiene mayor relevancia. La palabra escrita es el periodismo por excelencia. No hay diarios que apuesten por informar a través de lo visual. Todos sobre valoran la palabra, todos asumen que para ser considerados “serios” y verosímiles deben de usar la palabra, aún vivimos en antaño, en pleno siglo XXI donde todo es visual.
Los ilustradores y diseñadores que trabajan en la prensa escrita no pueden intervenir en las páginas “importantes”, ellos están destinados a participar en la sección cultural o de espectáculos o tal vez en los suplementos. Jamás participan (y ni lo sueñen) en la primera página. Ellos colaboran con los periodistas, pero no intervienen en la agenda ni en las decisiones trascendentes.
He visto que en los diarios hay dos “bandos”, los que escriben y los que apoyan (saben hacer “cosas bonitas”, pero no son “periodistas”), entre ellos discuten por jerarquías, entre ellos discuten por lo “importante”. Ver es demasiado fácil y todo lo que se vincule a ello también se torna fácil.
De este modo aquí, ningún medio se atrevería a utilizar ilustraciones en la primera página, ninguno utilizaría fondos texturados, ni color como fondo de página, ni asumiría con humor alguna decisión coyuntural. Por ello, para mí Crítica de la Argentina es un grato ejemplo de que existe el periodismo visual, de que existe un comunicador visual detrás de cada primera página, alguien que es capaz de VER más allá de lo evidente.
Ojo que no considero el texto escrito, ni la tendencia política del medio, sólo hablo de lo visual, de lo que “veo”, de lo que “leo”, interpreto y siento al ver este tipo de periodismo. Un periodismo alfabetizado.