Tal vez con la ingenua creencia de que el olvido es la mejor manera de conjurar los horrores del pasado (y los temores del futuro), fueron pocos los diarios del mundo que recordaron en sus primeras planas el estallido de la primera bomba nuclear sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Los que prefirieron apostar al recuerdo lo hicieron, en su mayoría, con tres enfoques diferentes: a través del relato de algún sobreviviente de la tragedia o un expectador del bombardeo, con imágenes históricas de la destrucción de la ciudad o con fotos que simbolizan el deseo de un futuro más pacífico.
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