Y ahora suma el podcasting. Robin Sloan y Matt Thompson actualizan su pesadilla totalitaria, digital, sensacionalista y fútil con el iPod y el runrún de una falsa estrella ciudadana que rastrea conversaciones ajenas y las convierte en un simulacro de información.
"En 2015 Pinki Nankani encuentra una nueva vocación periodística: empieza a recolectar a través de un filtro de GPS las transmisiones que se emiten en los vecindarios. Algunos creen que ella es una estrella noticiosa local y cada vez más vecinos comienzan a enviarle su información para formar parte de esa red...".
Un final flojo digno de comedia hollywoodense (esperemos a EPIC v 2005.1 o a 2006 para mejorarlo).
La ruda dictadura tecnológica de 1984 evoluciona en 2005 y llega hasta 2015. La participación ciudadana no sirve de nada si no es crítica y no lucha contra la concentración del poder, de la comunicación, de los sistemas que permiten accedera a ella. La ilusión del criterio social cuando unos cuantos lo manejan.
Más participación crítica. Más Habermas, más Dewey, menos Google...
EPIC es una pesadilla, pero es también una posibilidad de la convergencia entre los medios sociales, la evolución tecnológica y la ambición (corporativa o totalitaria).
Entra en la pesadilla, y piensa...
Juan Varela es editor de Periodistas 21.