(Por Daniel Arcucci)¿Cómo mostrar un sentimiento? ¿Cómo reflejar un fenómeno que va más allá de su propia naturaleza? ¿Cómo expresar en imágenes una pasión? Parecen preguntas pretenciosamente profundas para hablar de fútbol, pero como se trata de Boca Juniors se hablará de algo más que eso.
¿Un desafío demasiado ambicioso? Y cómo no, si hay que competir con la inmediatez de la radio, con la omnipresencia de la televisión, con la saturación de todos y cada uno de los medios haciéndose cargo del mismo tema.
Diferenciarse sin perder la esencia. Hacer entender que lo escrito, lo ilustrado y lo diseñado forman parte de una misma cosa y no corren cada una por su lado. Contar buenas historias enmarcadas en un buen diseño e ilustradas con buenas imágenes: eso es lo que se intentó con “La vida color de Boca, 100 años de una pasión argentina”.
Lo que hubo detrás del producto, lo que el lector no verá pero debería percibir, es un trabajo de equipo, donde el editor de texto no menoscababa al editor de diseño y este tampoco al editor de fotografía. Y viceversa. Debería percibir el orgullo, también, de haber concretado algo sin todos los recursos a mano, siempre que no se considere un recurso la voluntad por dar una vuelta más de tuerca para que esas tres patas que sostienen la mesa de la edición –texto, diseño, fotografía- estén más firmes que nunca.
Si me preguntan que es lo que más me gusta de este producto que hemos hecho, respondo sin dudar: la integralidad de su contenido, la integralidad de su realización.