Fui periodista, y de los comprometidos. Escribía sobre los desaparecidos y denunciaba a los desaparecedores de traje y corbata. A los de uniforme, también.
Siempre me interesó hacer lo que nadie hacía. En periodismo eso era hablar de lo que nadie hablaba. Y la única forma de hablar de un periodista es a través de sus investigaciones.
Y mis investigaciones fueron informes en Humor, El Periodista de Buenos Aires y en El Porteño. Y mis investigaciones fueron libros para el Centro Editor de América Latina y para Galerna.
Después me metí en publicidad. Allí también mi preocupación fue hacer lo que nadie hacía. Logramos cambiar, con mis duplas circunstanciales, la tradición de Coca-Cola de repetir los patterns de EE.UU. También fuimos los primeros en ensuciar las Chevrolet.
Cuando empezaba a estar lejos del periodismo, entro en el Página/12 de Lanata y El Sueco, para hacer lo que nadie antes había hecho: las infografías y el arte de las tapas de los suplementos de Cash y Futuro. Era otra forma de hacer periodismo. No sabía como definirla, pero me salía de esa forma el periodismo. Sin escribir.
Por lo que hice en Página, me trajeron a La Nación de Piaggio y Guyot. Antes, en el Clarín de Iñaki y Tea había tenido una gran oportunidad. Ahí también logré hacer lo que nadie había hecho: darle una identidad al suple de Informática.
Hoy todo eso se convierte en esto, un blog personal. Un blog personal de dos personas. De Dolores Pujol, mi nueva gran amiga, que es una gran persona, y mío. Y de ustedes, también.