(Por Norberto Baruch B.) Un blog o bitácora es algo muy personal, entonces va mi confesión. Hace un tiempo, cuando mis padres pretendían que fuera abogado, yo los enfrentaba para lograr alcanzar mi verdadera vocación: la de ser periodista. Ni ellos sabían sus razones, ni yo las mías.
Fui periodista, y de los comprometidos. Escribía sobre los desaparecidos y denunciaba a los desaparecedores de traje y corbata. A los de uniforme, también.
Siempre me interesó hacer lo que nadie hacía. En periodismo eso era hablar de lo que nadie hablaba. Y la única forma de hablar de un periodista es a través de sus investigaciones.
Y mis investigaciones fueron informes en Humor, El Periodista de Buenos Aires y en El Porteño. Y mis investigaciones fueron libros para el Centro Editor de América Latina y para Galerna.
Después me metí en publicidad. Allí también mi preocupación fue hacer lo que nadie hacía. Logramos cambiar, con mis duplas circunstanciales, la tradición de Coca-Cola de repetir los patterns de EE.UU. También fuimos los primeros en ensuciar las Chevrolet.
Cuando empezaba a estar lejos del periodismo, entro en el Página/12 de Lanata y El Sueco, para hacer lo que nadie antes había hecho: las infografías y el arte de las tapas de los suplementos de Cash y Futuro. Era otra forma de hacer periodismo. No sabía como definirla, pero me salía de esa forma el periodismo. Sin escribir.
Por lo que hice en Página, me trajeron a La Nación de Piaggio y Guyot. Antes, en el Clarín de Iñaki y Tea había tenido una gran oportunidad. Ahí también logré hacer lo que nadie había hecho: darle una identidad al suple de Informática.
Pero volvamos a La Nación. Allí logré algo único. Pude crecer con el producto. Fue como una road movie, donde uno entraba a la autopista siendo alguién y terminaba siendo otro. Eso fue Vía Libre para mí. El Vía Libre de Ruffo, Pato y Ramos. Todo éste viaje me llevó a tratar de unir mis dos pasiones: lo visual y lo textual.
Hoy todo eso se convierte en esto, un blog personal. Un blog personal de dos personas. De Dolores Pujol, mi nueva gran amiga, que es una gran persona, y mío. Y de ustedes, también.