9.5.11
Último momento: No a la firma
(Hacer click sobre la infografía para ampliar)
Me cuenta el redactor jefe de la sección de Infografía del diario El País de Madrid que está circulando una especie de manifiesto en la web que contendría ciertos principios para reglar la profesión infográfica. El documento "Visual Journalism, not Show Business", An International Statement on NewsInfographics, deja los 6 puntos para el debate y la opinión de nuestro columnista.
1. An infographic is, by definition, a visual display of facts and data.
Therefore, no infographic can be produced in the absence of reliable
information.
2. No infographic should include elements that are not based on known facts
and available evidence.
3. No infographic should be presented as being factual when it's fictional
or based on unverified assumptions.
4. No infographic should be published without crediting its source(s) of
information.
5. Information graphics professionals should refuse to produce any visual
presentation that includes imaginary components designed to make it
more "appealing" or "spectacular". Editors must refrain from asking for
graphics that don't stick to available evidence.
6. Infographics are neither illustrations, nor "art". Infographics are
visual journalism and must be governed by the same ethical standards that
apply to other areas of the profession.
(Por Tomás Ondarra) Aún estando totalmente de acuerdo con los seis puntos citados ("Visual Journalism, not Show Business", An International Statement on NewsInfographics*). Y totalmente en desacuerdo con escribir puntos, a estas alturas, de como se tienen que hacer los gráficos (¿alguien va a legislar sobre el periodismo visual o a dictar una fatwa?
Y estoy muy cansado de los “gurús” que, habiendo cometido ellos mismos un millón de errores, ahora quieren sentar cátedra en el mundo de la infografía y del periodismo. Y me voy a explicar un poco más:
El lunes 2 de mayo de 2011 mi equipo y yo nos pusimos a trabajar a las 07.00 y salimos del periódico a las 22.30 de la noche. Durante ese tiempo, trabajamos en buscar información, en localizar la casa de Bin Laden, en colocar dos gráficos en la web que se colgaron antes de las 10.00 de la mañana y continuamos actualizando esos gráficos. Diseñamos el gráfico de papel, lo cambiamos a las seis de la tarde cuando llegaron los documentos de la CIA, volvimos a rehacer el gráfico grande. Empleamos mucho tiempo en localizar la casa (desde las 11.00 de la mañana teníamos tres localizaciones muy parecidas, aseguramos una localización, esperamos la confirmación y la publicamos en la web prácticamente a la vez que el NYT) y sobre las 10 de la noche pudimos ir cerrando el gráfico para el periódico de una página que después rediseñaríamos para la web.
Mientras tanto... algunos de los firmantes se dedicaban a hablar por twitter esperando, decían, los horrores gráficos con los que se encontrarían al día siguiente...
Pero además de Bin Laden, en mi departamento trabajamos en la previa del partido de la semifinal de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Real Madrid, en un gráfico sobre las votaciones del la Sala Segunda del Tribunal Constitucional sobre la coalición política Bildu, otro sobre las audiencias televisivas, otro sobre la morosidad en España, otro sobre la cantidad de representantes políticos que tienen en la actualidad EA y Alternatiba... y el trabajo diario del periódico, tiempos, ilustraciones, correcciones...
Y si alguien, o algún “gurú” a las 22.30 de la noche, después de más de quince horas de trabajo, me insinúa o quiere decirme cómo tengo que trabajar habría sido una medalla de oro a la falta de respeto. Porque cada diario es un mundo y cada equipo de infografía también. Cada responsable de infografía tenemos una visión periodística y artística distinta y como siempre que he trabajado en medios, he adecuado el diseño al medio en el que trabajo. No es lo mismo trabajar para El Correo, que para La Nación, que para El País (como tampoco es lo mismo trabajar para el papel o para la web, pero ese es otro interesantísimo debate). Las circunstancias de cada diario son distintas, las necesidades de cada momento cambian y las peticiones o exigencias de nuestros superiores también son particulares.
Por eso es un enorme cansancio que los gurús, académicos, puristas, especuladores o profesores vuelvan a lanzar sus augurios, profecías y demás normativas futuristas y doctrinas de cómo hay que trabajar. Me da la impresión de que hay mucha gente con mucho tiempo libre que se dedica a juzgar el trabajo de los demás e intentar dictar normas ¿afición por la ortodoxia o mucho ocio volcado en las redes sociales? La única regla que aplico a mi trabajo y a mi sección es trabajar y trabajar y que a poder ser, seamos los mejores al día siguiente. No lo solemos conseguir pero lo intentamos. A trabajar no nos gana nadie. Y esta es mi reflexión. No firmo los seis mandamientos (aunque estoy de acuerdo en los seis puntos) porque ese debate ha sido superado por la realidad. Por cierto, ¿y todo esto por la muerte de Bin Laden? ¿Nadie tiene nada que decir sobre las cobertura online de este suceso o sobre quién ofrece las primeras informaciones visuales confirmadas o sobre el terremoto de Japón o sobre la catástrofe nuclear de Fukushima I, etcétera, etcétera? Y la pregunta del millón: ¿es igual publicar una infografía a las 2 horas de un suceso que a los 2 días o no publicar nada y opinar sobre lo que publican los demás?