(Por Rodrigo Sánchez) Sabes que la Cooper Black no me gusta un pelo. No tengo nada en su contra, pero nunca me pareció una tipografía de las mías. No me transmite nada especial y los trabajos que he visto con ella, aún de grandes diseñadores, me han parecido vulgares.
De hecho, me sorprendió cuando saliste con su defensa a ultranza y, me sorprendió aún más, cuando manifestaron su entusiasmo por sus formas redondeadas tantos y tantos diseñadores.
Te dije que haría una portada con ella y, al final, no ha sido una sino tres. Tuve la mala fortuna de elegir la saga Millennium, de Greg Larson, para utilizar la cooper y me he visto obligado a repetir esquema, temática y tipografía dos veces más, pues en Metrópoli decidimos dedicar la portada a cada uno de los estrenos de la trilogía.
En LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES, se nos ocurrió recurrir a unos zapatos femeninos con suela de pinchos. De esa forma nos referíamos al sufrimiento/tortura hacia la mujer y a cierta estética ciberpunk del personaje protagonista, Lisbeth Salander, aficionada a tatuajes, tachuelas y crestas en el pelo.
En la segunda parte, LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA, recurrimos a ilustrar el propio titular con un bidón de gasolina forrado también de pinchos. Nuestro fotógrafo, Ángel Becerril, todavía se acuerda de mis familiares (vivos y muertos). Fuel él quien se ofreció voluntario a pegar los pinchos a cambio de mantener su contrato de colaboración. No pude negarme.
Y, por fin, llegó la última, LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE. Aquí hicimos un homenaje a las dos anteriores proponiendo un frasco de suero hospitalario con los pinchos para que Salander se los metiese en vena.
Como ves hemos creado un mini universo con un hilo conductor, la cooper black y los pinchos. Creo que he cumplido y espero dejar de ser un bocazas y que no me vuelvas a engañar con otro reto semejante. A la mínima me veo haciendo una portada con la Comic Sans (al menos ya no me pilla con la saga de Harry Potter, cruzo los dedos).