(Por Bender Baruch) Es el peor momento. Cuando uno se enfrenta a un auditorio vacio, uno se empieza a preguntar para que carajo uno se pone a organizar un evento de 10 horas de duración, con 18 disertantes, con cantantes, una barra de tragos y una mesa de sushi. Bueno, esta vez, esa sensación se extendió durante 8 minutos que para el organizador fue algo parecido a una eternidad. La gente tardó en llegar, pero cuando el reloj marcó que habían pasado 38 minutos de las nueve la sensación fue otra.