27.5.09
El color en los periódicos españoles (5) La moda, pionera en el empleo del código cromático: ‘Correo de las Damas’
(En los atuendos se notaba palpablemente a qué clase social iban dirigidos los figurines)
(Por Pedro Pérez Cuadrado) Aunque las revistas sobre moda existen en España desde el siglo XVIII, no será hasta la segunda década del siglo XIX cuando se produzca el despegue hacia un público masivo. Prueba de ello es que –por ejemplo– entre 1829 y 1868, en España, se lanzaron más de treinta cabeceras especializadas en moda, periódicos o revistas dirigidos a las mujeres de la alta sociedad y la burguesía que les proporcionaban información sobre moda, cultura, literatura o aspectos domesticos, entre otros. Si bien hay que tener en cuenta que muchas de estas publicaciones tuvieron una vida efímera y que nuestro país siempre fue a remolque de otros países europeos –Inglaterra llegará a mantener 24 publicaciones especializadas en moda en 1880 (Smith, 1979: 127)– podemos asegurar que es en ese momento cuando la moda, en el sentido moderno del término, entra en escena, convirtiéndose en un símbolo de clase y en un modo de manifestar el estatus social. Y con ella la aplicación del código cromático en una forma rudimentaria pero suficiente.
Al mismo tiempo, la Revolución Industrial favoreció el desarrollo de las comunicaciones y la transformación de las máquinas de imprenta en toda Europa, lo que unido a una mayor libertad de prensa supuso unos cambios muy importantes que afectaron tanto a los contenidos como al diseño de las publicaciones periódicas. Se producirá un desarrollo de la prensa en general y de las revistas ilustradas en particular, entre las que se incluyen las especializadas en moda destinadas al público femenino.
Como vimos en el capítulo anterior, Cartas Españolas (1831-1833) de José María Carnerero, no era una publicación especializada en modas, pero le dedicaba algunas de sus páginas y en ellas se ofrece por primera vez el color en dos de sus figurines. De alguna manera, esto marcaría carácter hasta el punto de afirmar que la aparición del código cromático en las publicaciones periódicas sí parece ser un éxito de la prensa sobre modas.
(Las técnicas de coloración no debían ser todo lo precisas que se deseaba como se puede apreciar en los desajustes de esta estampación)
En este sentido podemos destacar en España la publicación de una revista que reune las principales características de este tipo de prensa donde el color supuso una novedad: Correo de las Damas. “Ya en 1833 –escribe Mª Cruz Seoane (1983: 136 y 137)–, pero antes de la muerte del rey [Fernando VII], comienza a publicarse el 3 de junio el Correo de las Damas, que duraría, con diversas interrupciones, hasta enero de 1936. Como El Periódico de las Damas, su precedente en el trienio, su objetivo principal eran las informaciones de modas acompañadas de figurines y se dirigía, como aquel, a una clientela acomodada”.
El Correo de las Damas en su primer número se definía como "un periódico semanal, ameno, ligero, florido propio en fin de las bellas a quien se consagra (…)". Sánchez Aranda y Barrera del Barrio (1992: 118) lo definen “literariamente opuesto al Romanticismo” pero destacan que en él colaboró asiduamente Larra.
(También aparecían frecuentemente figurines dedicados a moda masculina)
Los elementos icónicos en este tipo de revistas ilustradas eran fundamentales dado el grado de analfabetismo de la población española de entonces, mayor entre las mujeres, de ahí la importancia de los figurines que aparecían con el grado máximo de representación, con toda la precariedad técnica que queramos encontrarle. “Las revistas –dice Pena, (2001: 366)– enseñaron a las mujeres a leer grabados, a considerar las modas según sus trazos, a pensarla en blanco y negro…”. El autor considera el figurín como agente morfológico de lo que representa: el traje. Y dice que aunque pueda ofrecernos una idea general del corte del vestido (…) no puede devolvernos el calor ni el tacto de la prenda y que el obligado cambio de escala imposibilita la reproducción de detalles importantes. Y concluye que esta incompetencia para traducir lo sutil hace que en los códigos empleados prime lo estructural y volumétrico, lo que da a entender que la moda descansa sobre variaciones estructurales antes que sobre ciertos detalles.
Quizá por todas estas razones, la inclusión de algunos de estos figurines en color paliaba, de alguna forma, la diferencia entre la realidad y lo reproducido, si bien esta última prerrogativa “lleva a plantearse en qué medida las tintas estándares de impresión utilizadas en los grabados de color condicionaron las elecciones cromáticas por parte de las empresas de tejidos e incluso de la propia clientela” (Pena, 2001: 369).
El Correo de las Damas tenía un formato de 150 x 220 mm. Salía todos los miércoles y cada número constaba de ocho páginas de “buen papel y esmerada impresion” tal y como se recogía en el prospecto de presentación que acompañó al primer ejemplar. Su diseño era tributario del libro. En la colección que se conserva digitalizada en la Biblioteca Nacional de Madrid (http://hemerotecadigital.bne.es/inicio.htm) se puede apreciar que en cada número (no exactamente en todos y cada uno, pero si en la mayoría) aparecían insertadas laminas con figurines impresos a color.
(Las ilustraciones de moda no se referían sólo a vestimenta. Los complementos eran habituales en color)
Esta idea de que las páginas en color no fueran del cuerpo principal de la publicación sino añadidos estampados con un sistema diferente (litografía generalmente) y en otro tiempo de impresión hace que muchos autores no consideren prensa a estas ilustraciones y las incluyan en el capítulo de estampas. Sin quitar un ápice a su razonamiento, desde aquí queremos resaltar que este aspecto puramente técnico no excluye la interrelación tan fuerte que existía entre textos y dibujos formando un todo indisoluble y que no alcanza a tener sentido si tenemos sólo una de las partes, como sucede en muchas colecciones mal conservadas.
Todos estos grabados eran de excelente calidad y aparecían con el pie ’Modas de París’ y en las páginas siguientes se explicaban los figurines con todo detalle: el color que tenía cada uno de ellos, el tipo de tela, los complementos que se podían añadir, etc. Casi todas estas ideas provenían de dos revistas francesas Petit Courier y Journal des Dames et des Modes.
En la última página del primer número, en la sección ‘Variedades’ se incluye una información titulada “Explicación del figurín” en la que se dice lo siguiente: “deseosos de mejorar en los posible nuestros figurines, y viendo que en nuestros grabadores no hay las disposiciones suficientes para darnos las laminas en poco tiempo y al módico precio que exije un periódico, hemos apelado por vía de ensayo a la litografía, y no descontentos enteramente del primer paso esperamos satisfacer bien pronto de todo punto los deseos de nuestras suscriptoras”, lo que prueba la gran importancia que daban a estas imágenes.
Bibliografía
Pena, P. (2001).: “Análisis semiológico de la revista de modas romántica”, Estudios sobre el Mensaje Periodístico, nº 7.
Sánchez Aranda, J. J. y Barrera del Barrio, C. (1992): Historia del Periodismo Español. Desde sus orígenes hasta 1975. Pamplona: EUNSA.
SEOANE, M. C. (1983): Historia del periodismo en España. 2. El siglo XIX. Madrid: Alianza Universidad Textos.
SMITH, A. (1979): The Newspaper. An Internacional History. London: Thames and Hudson.