Compartimos muchas cervezas, muchas bandejas paisas, muchas charlas. Hoy empezamos una nueva sección (Viajes), con la particular visión de un gran tipo. Mix de poeta urbano, fotógrafo antropológico y tipógrafo conceptual, el argentino nos invita a compartir su visión de la primaveral ciudad de Colombia. Por algo, Gardel no se quiso ir de allí.
(Por Fabián Carreras) En Medellín la gente habla rico. Su comida es tradición y también expresión, en ella están las mejores virtudes de sus Paisas. Educación y amabilidad.
Son gente de dientes grandes y sonrisas amplias.
Gustosos de invitar frecuentemente a comer, se preocupan para que todos queden satisfechos. En un mismo plato tienen diversos y contrastados sabores.
Variedad y tamaño, una constante similar a su forma de vestir y a la Arquitectura.
Con estética barroca en texturas y color, combinan diversidad de estilos, con fondo de cumbia.
Durante la semana que duro el seminario, los temas tratados conjuntamente con los diseñadores Argentinos fueron las marcas y la identidad. Como conclusión del encuentro puedo decir que “tener identidad es hacer de uno, una marca personal”.
Convivir intensamente con colegas y alumnos o hacer de nuevos amigos, es una experiencia cultural muy intensa. En la estadía se potencian los rasgos más distintivos de cada país, unidos por ríos de cervezas. Si a esto le sumamos los paseos y la geografía del lugar, viajar es una de las forma más profundas de entender el concepto identidad. El color es frugal como sus espontáneos e intermitentes puestos callejeros. Hay algo de lettering casual y una cartelería hecha a mano, que habla de la humanidad de sus artesanos.
Con avenidas de gran ciudad, convive sutilmente con un grafismo aborigen que no fue enseñado en las escuelas, pero que se encarga de enmarcar como una guarda, la rúbrica de una nación aborigen.
Sus librerías de antaño son similares a las de Buenos Aires pero entre los libros conviven bastas colecciones de vinilos que dejaría extasiado al mismísimo David Byrne. Si te gustan los libros ya sabés que son ellos quien te llaman, pero fue el catálogo de letras speedball que saludaba desde interior de la galería Simón Bolivar. El mismo estaba editado por la “Procuradoría de los Hermanos” de Colombia. Es notable que las imprentas se llamen actualmente litografías, como si el pasado nos quisiera decir algo. Sus caracteres eran un compilado de tipografías que suelen estar en otros catálogos europeos, pero lo notable de este hallazgo, fue encontrar escritas una de las sensaciones más fuerte registradas en el viaje. La palabra educado.
Apropiándome por un rato de la lengua popular, diría que es muy bacán ver a la ciudad rumbear con el palpitar de su gente.
(Les vrais enfants terribles: Fabián Carreras, Paula Asiain y El Norbi, esperando el Buenos Días, Medellín (las arepas con queso y el tinto)