(Tipografía experimental desarrollada por Yanina Arabena)
Es una ballena blanca. Desde que El Norbi está metido en esto de lo periodístico y lo visual, siempre ha tenido una idea: poner un bar. Para estar con los amigos, para cocinar un poco, para escuchar música, para hacer música, para hacer exposiciones con los amigos. Algo de eso pudo hacer siempre que armó una exposición con sus cuadros. Lo de Sonoridad Amarilla, lo de Filo, El Argentino, Piola, y su última experiencia en el Fin del Mundo. Allí había logrado acercarse un poco más a lo que quería: una galería de arte, un espacio chill, con música, algo para beber. ChillArt tuvo una vida tan súbita como la de un cantante de rock de los setentas. Hoy parece que El Norbi no piensa escarmentar. Un pretexto para exorcizar ese recuerdo fallido será su conferencia en la 16 Cumbre Mundial de Infografía, cuando hable de sus trabajos en forma de recetas y platos de un establecimiento gastronómico irreal. Será la inauguración del Bar Uch, cada vez más cerca de la realidad.