2.4.10

Especial Malvinas: La primer versión de Jordi Catalá

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CATALA (Por Jordi Catalá) Me encontraba repasando mentalmente mi relación con vos y apareció en mi cerebro una visión fugaz de mis inicios en este trabajo. Por un lado, la infografía: práctica, disciplina, género periodístico, servicio auxiliar, o como se la quiera llamar. Por otro: Argentina.
Hace ya 25 años que inicié mi periplo en esto, no sé muy bien que podía haber sido de mi vida si una suma de azares no hubieran perpetrado la trama de mi vida profesional, aunque sí sé lo que no me hubiera podido pasar, entre otras cosas conocer a mi mujer Silvia, ...y ¡eso no hubiera tenido ningún tipo de arreglo!.
Si me permitís hablaré un poco de mí. Quiero explicarte que tiene que ver tu país con todo el quilombo de éste, mi cuarto de siglo "periodístico".
El caso es que mi mundo giraba en una órbita muy lejana a la de los diarios pero también a la del diseño creativo (dos de las premisas infográficas más sagradas). Había estudiado arquitectura, trabajaba en la docencia, vivía como podía y a pesar de ello aún me alcanzaba el tiempo (hoy no entiendo cómo hacía) para acabar Historia medieval, la carrera que más me había seducido hasta ese momento.
Tenía dos principios en el orden laboral (y muchos más, quizás demasiados, en otros ámbitos ¡Era 1982!), zambullirme en cualquier aventura que se me presentase y no decir no, de entrada, a nada. De esta manera, y por azar (como sólo pueden ser estas cosas cuando ni venís de buena familia, ni conocés a nadie que te dé un empujón), una amiga filóloga, de un amigo argentino, Jorge, un gran amigo, siempre presente en mi vida, aunque ahora vive en Bruselas. Buscaba, sin encontrar, alguien para ilustrar una página semanal de clases de catalán (recién empezaba la transición en España) para El Periódico de Catalunya, diario concuatro años de heroica existencia.
¡...Me encontró a mí!
Jorge, como tantos otros de tus compatriotas que recalaron en aquella Barcelona (quizás añorando los aires marinos de la Boca) había llegado a la convulsa España de los 70, alejándose de una no menos convulsa y pregolpista Argentina, que ya no trataba bien a la gente como él. Yo lo conocí por mi hermana Joana, que a su vez me había proporcionado un cuñado argentino, que a su vez me había abierto horizontes con aromas de yerba mate, melodías de Gardel y el verbo siempre impagable de Cortázar. Pude conseguirle un primer trabajo, y después su genio le colocó al nivel laboral que había dejado cuando marchó de BBAA.
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Primera parte, marzo de 1982: Jorge me presentó a su amiga, y cuando ésta me preguntó si me atrevería a ilustrar su página, ¡acepté!. Me gustaba dibujar y había creado un personaje de historieta, "Pomo" que había tenido una vida fugaz en dos diarios, hoy inexistentes, de Zaragoza. Y ahí empezó mi primer todo en un diario. Dibujaba en casa y cada semana llevaba a la calle Urgell, mis dibujos. El resto de mi vida seguía igual.
Segunda parte, mayo de 1982: Emilio Pérez de Rozas, responsable de deportes del diario, me pregunta (aunque él hoy no se acuerda) si me atrevería a ilustrar un ensayo del Mundial 82, el de "Naranjito", el del ridículo español y la Argentina de Maradona caída ante Italia. Respuesta: sí. Emilio en persona pasa por mi casa a recoger la ilustración.
Tercera parte, mayo de 1982: ¡El horror de la guerra de las Malvinas!. Otro Pérez de Rozas, esta vez Carlos, director de arte del diario, me pregunta si me atrevería a dibujar un mapa con algo más que eso (un mapa), de las islas Malvinas. Respuesta: sí. Acabo de aceptar el primer encargo infográfico, sin saber lo que es la infografía. De hecho creo que nadie en ese momento lo sabe. Vendrán muchos más: las ofensivas, el desembarco, los hundimientos de grandes buques, los ataques aéreos, el desequilibrio de las fuerzas en liza, la toma de Puerto Argentino, ahora Port Stanley, y la rendición de los militares.
Me estreno pues con Argentina, con ese sentimiento de preocupación por la gente que conoces, de horror porque sabes que chiquitos de reemplazo, sin apenas formación militar, van a la carnicería "gurka" que está orquestando la Thatcher con el beneplácito del cómico Reagan y bajo la responsabilidad de esa Junta militar que al empujar al país a esa criminal aventura demuestra no tener suficiente con la sangre argentina que ya ha hecho correr.
Recuerdos de sentimientos encontrados, entre los argentinos de Barcelona, también en la redacción, también yo mismo al dibujar.
¿Hay que apoyar a la sufrida nación querida, que se atreve a plantar cara a la geoestrategia de uno de los bloques, al colonialismo prepotente, al Imperio?. O ver en ello una locura criminal que busca legitimar una dictadura militar. ¿Cómo puede ganar Argentina y perder los militares al mismo tiempo?. ¿Y las personas, y los parientes de los conocidos?, ¿Y el horror de una guerra entre naciones desarrolladas y occidentales, en pleno final del siglo XX?.
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Hasta ahí se mezclan los sentimientos con el nacimiento de una profesión. En algunos diarios de entonces y en pequeñas cantidades se hacían mapas, se hacían fiebres, se hacían quesitos, pero no se iba más allá, al menos que yo sepa. Creo que es en este momento, a partir de esa guerra desafortunada cuando empieza a proliferar la necesidad de hacer gráficos que expliquen cosas, que informen, que vayan más allá de la imagen, aunque ni sabemos hacerlos ni somos conscientes de asistir a ese momento histórico del periodismo. Al menos en lo que respecta a España.
Mi amigo y colega de ABC, Fernando Rubio, muy cercano a mí, también en lo generacional, me explicaba que él también había hecho entonces muchos gráficos "descriptivos" de la guerra de las Malvinas. Sería bueno por tanto hacer una prospección en hemerotecas para entender como se desarrolla el proceso y estudiar como se llega a producir en diferentes medios al mismo tiempo.
En 1982, hace 25 años, no inventamos nada que no se hubiera hecho alguna vez, -existe una importante historiografía del tema-, pero lo que sí es cierto es que en esos momentos, y a veces por azar, como en mi caso, fuimos parte activa de los balbuceos de una manera de hacer periodismo gráfico que en el caso español alcanzaría su mayoría de edad con la primera guerra del golfo y los JJOO de Barcelona.
Definitivamente creo que he hablado mucho de mí. ¿Me disculpás?