Mi respuesta es mas bien una breve pero intensa historia de amor. Cada vez más encontramos en las ciudades, en las tiendas, en las empresas, incluso en internet, logotipos, marcas, folletos, etc., diseñados y maquetados con la Helvética. Y cada vez que los veo no puedo dejar de mirarlos. Como un remanso de paz entre el caos urbanístico y tipográfico, que bien mirado, es casi lo mismo (entre Marinador y la Comic Sans solo hay un oficio de diferencia). Y entre todas sus letras destaca la a, la minúscula, la primera, con su panza, sus curvas, sus líneas... Atrae mi mirada, me deja absorta, casi me enamora. Por segundos se para el tráfico, el ruido, el caos...
No es la única fuente que utilizo, tampoco es la mejor del mundo, ni la más perfecta, pero si la única que causa este efecto en mi. De ahí mi voto. Quien sabe, quizás mañana se lo daría a otro.