A Adriana Liseth López (Prensa Libre de Guatemala), que nos supo aguantar, sin pedir nada a cambio; a Pedro Pérez Cuadrado (Universidad San Pablo CEU), por darnos una familia y un plato de comida casero; a Juantxo Cruz Ortiz (El Mundo), por cambiar de opinión; a Jordi Catalá (El Periódico de Catalunya), por su afecto sincero; a Olivier de LeCool, por ser un nexo; a René Lonngren (LeCool), por la caña que faltaba; a Andrew Losowsky (LeCool); a Laura González Díez (Universidad San Pablo CEU); a Pilar Ostalé López (El Heraldo de Aragón), por su tiempo; a Luis Blasco, Javier Vidal y Mario Benito (En Caja Baja), por su respeto; a Manuela Mariño (La Voz de Galicia), por su compañía; a Javier Sicilia (Estudio Sicilia), por su sinceridad atroz; a Jaume Serra (La Vanguardia), por su afecto de siempre; a Orlando Romero (Granma Internacional, Cuba), por su bondad guevarista; a mi hermano Rodrigo Sánchez (Metrópoli); a Marco Gatica (El Mercurio de Chile), por su apoyo andino; a Miguel Buckenmeyer (CommunicationsDesign); a Mario Tascón (El País); a Toni Casses (Casses i Associatas); a Juan Durán (Diario de Hoy); a Lafitte Fernández; a Lucie Lacava (Lacava Design Inc.); a Miguel Angel Gómez (GulfNews); a Claudio Rodríguez (UNAM). A los amigos de Tenerife, a los de Reforma de México y a las chicas de la Universidad de Malaga.
A Andrés Sáez (SIMA Multimedia), a la gente de Radio Televisión Estepona; a los responsables de las universidades San Pablo CEU de Madrid y de Málaga; a la gente del Gran Hotel Elba Estepona; a Antonio y a Paco Ariza.
Y también, gracias a los que, día a día, quieren que me caiga, porque, sin ellos, todo esto sería menos divertido.