Dos figuras de la Argentina se despidieron ayer. Periodista, uno. Sindicalista, el otro. Amados u odiados, criticados y polémicos, las portadas de los diarios no podían dejar de reservarles un lugar. Destacado en algunos casos, pequeño en otros. Para el medio que perdió a su fundador, no podía haber noticia más importante. Para el periódico que siempre está firme junto al pueblo, sólo importaba la muerte de ese que supo organizar algunos de los paros más celebres de este país. Ambos, titularon con sobriedad. En estos casos, las palabras sobran. Para otros medios, el periodista sólo mereció un espacio en las páginas internas. El sindicalista, una pequeña ventanita en la tapa.