Camilo Salas es estudiante de periodismo y Cristobal Castillo lo es de Comunicación Multimedia. Un día decidieron armar una "incipiente magazine electrónica". Estos jóvenes chilenos lograron mucho éxito con su emprendimiento, tanto que hoy han logrado trascender su tribu y lograr eco en la gran prensa de su país.
(Por Camilo Salas) Es como decir dios existe. Pero vamos, ¿Cómo demostrarlo? Es mucho más fácil negarlo. Y es más sensato también.
Pero a lo que vinimos. Me veo en la obligación de escribir sobre el proyecto editorial creado con unos amigos el verano anterior a mi primer año de Universidad. Me refiero a disorder.cl, la incipiente magazine electrónica. Llevamos cinco años y 15 números - (Especial de fotos incluido)- siendo la incipiente magazine electrónica. El punto es que disorder existe, pero ¿Qué es?
A petición de Norberto les contaré lo que no somos. Quizás por ahí se hacen una idea.
No somos un diario en papel. Somos una revista electrónica.
No somos millonarios ni muy creativos. No tenemos el mejor hardware. Nadie nos apoya. De hecho no tenemos publicidad (más que nada porque somos unos ineptos y no nos atrevemos a ir en búsqueda).
Con suerte sabemos las visitas que recibimos.
Nuestro contador dice que en Abril recibimos 38.712 y ahora vamos en las 15.030.
Esta claro que no somos la página más popular de Chile.
Sabemos de unos cuantos lectores que postean en todos los textos que publicamos cada número, pero no son muchos, y de hecho casi todos los comentarios son negativos.
Eso nos da más ganas de seguir. Es divertido ir a un concierto de la pequeña escena local y darnos cuenta que podría ser mejor y tener un lugar para decirlo.
Se siente bien escribir sobre lo que quieres. Mi trabajo como editor consiste en juntarme a tomar cervezas con un par de amigos, contactar a otros vía msn o en la universidad y conversar cual será su próximo texto. Si nos faltan cosas revisamos el correo y hay unas cuantas personas que nos escriben columnas. Estoy muy seguro que son los mismos que nos putean en los comentarios.
Casi todos tenemos cámaras digitales. De ahí sacamos las fotos que acompañan cada texto. No somos fotógrafos profesionales, pero me da la impresión que todos sabemos que fotos van en disorder y cuales van a la papelera de reciclaje. De hecho el número de fotos, que estupidamente llamamos “Photo Issue”, fue uno de los que más revuelo causo. Aparecimos en un par de diarios por eso.
Nuestros reportajes no son los que leerías en el diario dominical o en la revista de papel couché. De hecho creo que estamos más cerca de la fotocopia que de la impresión. Disorder tiene mucha calle, mucho alcohol y actitud. Somos tan punk que no usamos puntas de fierro ni el pelo parado.
Nuestra misión es entretener. De repente se nos salen los temas serios, el lado político o el gusto por la literatura, pero tratamos de no caer muy seguido en ese elitismo intelectual de los 90.
Lo anterior fue una broma.
No somos una familia, ni una comunidad o esas mamonerias de treintañero. Muchos colaboradores me caen mal, pero ¿a quien le importa?. Disorder ya tiene vida propia. A veces se hecha a dormir y no hay número nuevo en mucho tiempo. Es un medio desordenado, pero tiene alma.
Un alma de mierda, pero tiene.