18.12.05
Ros a fondo
Este tucumano todavía no se acostumbra al glamour. Debe ser el tipo que hace diseño en diarios con más justificación para hacerse la estrella. No sólo por los premios de la SND, sino por su mundo tecnomusical, Alejandro Ros podría tener secretaria y asesores de imagen, pero no. Su dualidad (parte de él hace de director de arte de la publicación dominical "Radar", del diario argentino "Página/12" y parte de él diseña los mejores packaging de discos de rock nacional) lo ha convertido en un personaje interesante, a la hora de entrevistar. Lo invitamos a las Primeras Jornadas Universitarias sobre Diseño de Información que organizamos el año pasado y le hemos hecho dos entrevistas para VisualMente, pero una propuesta de la revista "90+10" de diseño nos llevó a entrevistarlo nuevamente.
Es un tipo muy tímido. Con ese problema nos enfrentabamos. Sus respuestas monosilábicas suelen ser el común denominador de sus entrevistas. Pero, además de ese desafío, debíamos superar su fuerte posición contraria a las fotografías. No le gusta que le saquen fotos. La primera foto del post muestra la transformación de una rápida captura digital a lo que pudo haber sido una portada de la revista. De hecho fue la portada por un tiempo. Esa primera imagen forma parte de una batería de casuales tomas que se hicieron desde un costado del entrevistado. Como jugando a que no se daba cuenta, disparamos unas cuantas.
Cuando vino a nuestras Primeras Jornadas (foto), Ros se lamentó de no poder mostrar su trabajo discográfico. Por eso en nuestro encuentro, a lo largo del reportaje busqué relacionar los dos mundos. Ros es, tal vez, uno de los artistas editoriales de Argentina que mayor cantidad de premios ha ganado en la Society For News Design. Sin embargo, esos 22 premios en la SND entre 1999 y 2001, no le quitan el sueño ni le impiden vivir su otra vida: la de director de arte de tapas de discos.
- ¿Qué puntos de contacto encontrás entre trabajar un concepto para una tapa de Radar y una tapa para un disco?
- El diario se metió en mi mundo y yo me metí en el suyo. Me dió acceso a un universo más inteligente, más racional, y estoy muy agradecido al diario. Gracias a él conocí gente muy inteligente, muy culta. Otra forma de pensamiento que el mío y del que hay en el rock. Vos sabés que el mundo del rock, a veces, se destaca por la forma de pensar medio tonta. Hay de todo, pero, en general, entre las discotecas y el rock, entre las drogas que toman, es medio descerebrada la escena. Eso en un principio me limitaba la mirada en el diario. Era más chico, hace 8 años. Esto me abrió a otro nivel, como que la mezcla entre discoteca y los libros de ellos hicieron de Radar un producto editorial único, muy particular.
- ¿Estás más cerca de lo editorial o más cerca de lo discográfico?
- Según el día, la nota, el músico...
- ¿Cómo empezaste en el mundo editorial?
- Mi experiencia editorial era casi inexistente cuando me llamaron de Página/12. Había trabajado en la revista de la radio Rock & Pop. Armaba lo que me decían, pegando. No sé por qué me llamaron. Yo creo que la cuestión pasaba porque salía un nuevo producto que era Radar y necesitaban a alguien distinto, que se parara de otra forma. Cuando entré no entendía nada y lo empecé a hacer sin saber. Empecé a diseñar el suplemento. Juan Forn era el editor del principio. Yo venía con mucha inocencia y me encontré con mi primera tapa sobre el Che. Era el Che como producto, entonces fui y me compré una remera del Che y le saqué una foto. Pero todo desde mi inocencia. Yo creo que lo que funcionó fue que yo venía de una escena más under, de la música, de las fiestas electrónicas, y eso era muy novedoso para un diario, otro lenguaje. Era una escena más pequeña, de discoteca, no tan cercana a la forma de resolver las cuestiones periodísticas. A mí me llevó Horacio Vervitzky.
Luego de mostrarnos, en exclusiva, cómo sería la tapa de su libro (inconcluso, todavía), Ros nos contó un poco la cocina creativa de Radar.
- ¿Cómo trabajás un concepto de portada para Radar?
- A veces no tengo la nota para hacer la tapa. A veces llega el último día. Pero sé por dónde va a ir. El editor Juan Boido me comunica cómo es la nota. Tenés tapas que están un poco más apartadas de la nota, pero siempre tienen algo que ver. Uno es un medio. El artista tiene que correrse a un costado y dejar ver la tapa. A veces me siento más cómodo haciendo una tapa de un disco de una música que me encanta, y a veces termino haciendo una tapa de suplemento que no me interesa o no sé nada. Por ejemplo, si tengo que hacer una tapa sobre un escritor, pido ayuda, porque yo no leo.
El diseño de una tapa y el arte de un CD pasan por un proceso similar, pero para hacer el arte de CD siempre tengo más tiempo. Es como hacer la música, tenés como un mes. El periodismo es más inmediato. El disco tiene más tiempo y es más libre. Para una tapa del suplemento, a veces, tengo sólo una semana en el mejor de los casos. A veces, un día.
- ¿Qué ha pasado con los editores? ¿Cómo se han acomodado a esto nuevo que es el diseño de información?
- Yo siempre me sentí cómodo, enganché enseguida con los editores. Yo creo que funcionó, si no, me hubiesen echado. Ahora se amalgamó todo, por ejemplo, los editores piensan visualmente, con el sistema de pensamiento que yo llevé al diario. Una especie de brainstorming, donde los lugares se cambian y se transforman. Ellos piensan en imágenes y yo a veces escribo los titulares, no hago las tapas solo. El sistema es hablar un montón y reírnos. Hay buena onda, chispazos, pelotudeces. Y lo mejor es que decimos pelotudeces y a veces las hacemos. Por ejemplo, teníamos que hacer una tapa de Berni y pusimos “Bernissages”. Era como un chiste de borrachos. Es bueno trabajar así con Marta Dillon, de Las 12 y Boido, de Radar.