En exclusiva para VisualMente, Elio Leturia nos cuenta sus primeras sensaciones, luego de haber cambiado los diarios por la educación.
(Por Elio Leturia) Es un cambio de ritmo, como del saltito del merengue al sinuoso swing del bolero. Pasar del frenesí de una sala de redacción de un diario a la reflexión y confrontación universitaria supone reducir la velocidad del vehículo que manejas. Mientras que en el diario llegas raudo y veloz a tu destino, muchas veces jadeando, el aula supone un recorrido más largo, con paradas en el camino y con la satisfacción de una llegada placentera.
Regreso a la docencia luego de once años ininterrumpidos en la producción diaria de periódicos. Durante este tiempo he vivido impetuosamente el mundo de la noticia con sus sorpresas, sus satisfacciones y decepciones. Pero siempre con la clara idea de que al día siguiente habrá una nueva oportunidad de diseñar una nueva página y sorprender al lector.
En el aula, sin embargo, tu audiencia cambia. La tienes al frente tuyo y espera lo mejor de tí, no como un anónimo contribuyente—como es el caso de nosotros los diseñadores periodísticos pues el lector no sabe quienes somos—sino como el líder del grupo. Esta audiencia te desafía en cada clase.
Recuerdo que mi noción del lector cambió cuando empecé a escribir en el Detroit Free Press donde pasé la última década. Yo me dedicaba al diseño pero también tenía la oportunidad de escribir. Mi primer editorial, que fue sobre las diferencias entre los gringos y los latinos, produjo decenas de e-mails y cartas de personas comentándome sus impresiones. Yo pensaba: "El lector sí existe. No está en la imaginación de los editores". Claro que bien sabía que el lector existía, pero hasta ese momento yo no había tenido contacto directo con él.
En el aula, la conección con la audiencia es inmediata. El alumno te mira, te levanta la ceja, sonríe, asienta la cabeza, manifiesta su oposición. Si bien se sigue un syllabus y se plantean fechas de entrega, existe el tiempo para pensar, intercambiar ideas, entrar en desacuerdos y resolver los problemas. En el diario muchas veces dejamos esas situaciones irresueltas pues el tirano del reloj nos exige a continuar con una nueva página.
Otra diferencia es el espacio de trabajo. Debo confesar que extraño el barullo, la risa, la expresión de sorpresa o de frustración que se ve en una sala de redacción, abierta y pública. Pero cuando necesito mantener una conversación privada y pensar con tranquilidad, no existe nada mejor que la privacidad de tu propia oficina, tal como disfruto hoy en día.
Profesionalmente, siempre he creído que para ser un buen docente es necesario trabajar en la industria. No he dejado el diseño o el periodismo escrito a un lado. Para mí es el complemento de las periódicas reuniones con los alumnos. Pero por ahora, mi nueva audiencia tiene la prioridad de mi atención.
Elio Leturia es profesor de periodismo visual en el Columbia College en Chicago, EEUU. Ha sido diseñador de features en el Detroit Free Press, director de arte en ¡Exito! del Chicago Tribune y editor gráfico y de diseño en El Comercio de Lima, Perú. También ha sido professor de diseño en la Universidad de Lima. Leturia ha ganado numerosos premios de diseño y ha ofrecido conferencias y cursos en esta área en Estados Unidos, Latinoamérica y Europa.