Hasta ahí todo bien, claro, empezamos por cambiarle la cara al periódico local, con ideas inocentes que nos llevaron a imaginar algún día una página póster fotográfica que sólo llevara la cabeza principal y algún sumario con pases a interiores que se vendiera como pan caliente en los puestos de periódico, y para sorpresa y pesar de muchos periodistas, ¡lo logramos!, éramos los amos y señores del diseño editorial, empezamos a ganar premios y el reconocimiento de nuestros congéneres, ¡y lo mejor de todo esto era que nos encantaba nuestro trabajo! por la sencilla razón de que fue lo que siempre soñamos hacer, diseñar, crear conceptos, ilustrar y dotar a la información de un aspecto gráfico desconocido hasta no hace mucho tiempo, cambiamos las sábanas grises por páginas con ilustraciones e imágenes como las habíamos imaginado en nuestra niñez… y comenzamos a tener más y más responsabilidades en la redacción de un periódico más grande cada vez, primero coordinábamos un pequeño grupo de gente, los suficientes para tener el tiempo de diseñar las portadas de nuestra sección, reunirnos y planear con foto e infografía la siguiente gran página ‘Gold Medal’ en la SND, SPD, Malofiej o cualquier otro organismo dedicado a ello; cuando lo hicimos, de ‘arriba’ pensaron que era el momento de darnos mayor responsabilidad, y tuvimos a nuestro cargo un grupo aun mayor de gente que dependía de nosotros para hacer su trabajo, nos quedó menos tiempo para hacer lo que nos encantaba.
Fue entonces, cuando ya nos habíamos ganado un lugar importante en la redacción, cuando ya nos habían ascendido a directores de arte o coordinadores de infografía/fotografía/arte que nos dimos cuenta realmente en lo que se había convertido nuestra labor diaria, armar presupuestos, convocar a juntas de planeación, regañar y/o felicitar gente, elaborar agendas y calendarios de trabajo de un número AUN mayor de personas que dependían sólo de nosotros para ser felices en el periódico, encumbrarse y seguir ganando premios en nombre del diario.
Nos habíamos convertido en la sábana gris que tiene mucho que decir, pero poco que mostrar, teníamos la responsabilidad de lograr que nuestro diario fuese aun más visual y entretenido para ese lector en su niñez que conoce el mundo a través de nuestras páginas para después cambiarlas a su antojo. Queremos operar y seguir en el campo de batalla pero es momento de replegarse a la logística y la planeación para lograr que otras personas con las ganas de comerse la redacción tengan la misma oportunidad de lograr el trabajo que nosotros haríamos, que alguna vez hicimos y que ahora ya sólo tenemos que aprobar a los diseñadores-próximos directores-de-arte de este o cualquier otro periódico.