El caso es que desde entonces el universo femenino se volvió un estereotipo: el color rosa, las muñecas, las flores, los hijos, la casa... Todas cosas hermosas, pero que cuando se vuelven los platos únicos del menú pueden llegar a causar náuseas... y en algunos casos una severa intoxicación.
Y esto pasa por ejemplo, como no podía ser menos (y con escasísimas excepciones), con el periodismo hecho para ser consumido mujeres. Las revistas femeninas nos condenan irremediablemente a un régimen estricto de chimentos, moda, cocina, manualidades, decoración y soluciones prácticas para el hogar. ¿O me van a decir que alguien vio alguna vez un suplemento femenino de algún periódico en el que se trataran temas como autos, impuestos o tecnología? “Vade retro, Satanás”, seguramente le dirían a la atrevida periodista que osara proponer el consumo de algún alimento prohibido.
Lo peor de todo esto es que, muchas veces, quienes están al frente de esas revistas o suplementos femeninos son mujeres, por lo que cuesta entender cómo ellas mismas no se arriesgan a salirse de la dieta y probar algo nuevo.
Con lo que empiezo a pensar si, en realidad, la culpa es del turro de nuestro antepasado masculino o de la sumisa de su mujer que no lo mandó a freir churros. Prometo seguir pensándolo, pero ahora tendrán que disculpar el abandono: hoy es mi día y me voy a regalar una manicure.
Dolores Pujol es el Do de Dono. También es periodista, productora de TV por cable y editora de websites. Además, argentina y mujer.