Un buen producto periodístico no sólo tiene que estar bien diseñado y tener información de calidad, también debe estar cerca de sus lectores, comprenderlos y acompañarlos en su día a día. Para ello, nada mejor que recuperar las costumbres y el espíritu local.
La tradicional Feria de Alasita, que se lleva a cabo en distintas ciudades de Bolivia cada 24 de enero en honor del Ekeko y se caracteriza por la venta y exposición de miniaturas , es realmente un evento anclado en la historia y el presente bolivianos.
Recorrer los angostos pasillos de la feria, atestados de gente apurada por encontrar aquella miniatura que exprese sus deseos para el año venidero (la costumbre indica que para que los sueños se vuelvan realidad hay que colocar en el Ekeko, a modo de ofrenda, un pequeño objeto que simbolice lo que se quiere conseguir), se convierte en una experiencia muy “latinoamericana”.
Cada año, los diarios nacionales se suman también al festejo con sus propias ediciones en miniatura. Obviamente, no pudimos evitar la tentación y nos volvimos para la Argentina con algunos “diarios alasitas”. Entre ellos, el sábana El Diario y el tabloide La Prensa, ambos de La Paz, que achicaron sus ediciones de 32x60 a 16x28 cm y de 30x38 a 14x18 cm, respectivamente.
El encanto especial de los diarios dedicados al Ekeko no consiste solamente en su tamaño sino, además, en el humor y la ironía con que están pensados y realizados. Fotos trucadas, historias inventadas, titulares con rimas... parece que todo vale para agasajar al dios de la abundancia.